Este martes, el hijo de Raquel Argandoña ingresó a la clínica psiquiátrica Pocuro, luego de que el Cuarto Juzgado de Garantía revocara la prisión preventiva, lo que le permitió salir de Santiago 1 después de dos meses.
En este recinto, Nano Calderón recibirá un tratamiento tras ser sometido a exámenes por parte de la Fiscalía, los que terminaron siendo determinantes para la decisión del tribunal.
Rodrigo Paz es el psiquiatra a cargo del caso del joven de 23 años y en conversación con Las Últimas Noticias, detalló que comenzará un extenso proceso de sicoterapia y medicación.
“Soy el jefe del equipo clínico que se va a hacer cargo del tratamiento. Coordino con el personal de enfermería en la clínica, con el sicoterapeuta, con el nutriólogo que lo evalúe y con la familia”, señaló al citado medio.
Sobre la situación del estudiante de Derecho, explicó que “estamos en estudio, no hay signos ni síntomas que sugieran o indiquen que Hernán Calderón Argandoña padece de una patología siquiátrica mayor. Sí hay muchos indicadores de trastorno de la personalidad”.
“Tampoco me parece que hay elementos que sugieran que el paciente tiene un trastorno antisocial de la personalidad ni una psicopatía. No hay elementos que me permitan decir hoy día que Hernán Calderón es un psicópata, un delincuente, un tipo frío, desalmado, que no siente afecto ni amor por nadie, que no tiene vergüenza. No hay nada en esa línea», agregó.
En esa misma línea, aclaró que «lo que sí hay son conflictos sicológicos que me parece que tienen que ver con cómo se ha ido estructurando su identidad. Y eso tiene que ver con que él viene de una familia compleja”.
Paz, además, señaló que Nano Calderón ha estado expuesto a dosis “inusualmente altas” de medicamentos, los que podrían ir bajando con el tiempo.
“A lo mejor, ocurre lo que yo creo que va a pasar, que es que sin medicación Hernán Calderón Argandoña va a andar muy bien, va a seguir igual de bien. O a lo mejor al quitarle los medicamentos aparecen signos y síntomas de una condición siquiátrica que sí requiera tratamiento», indicó.
Pero, de momento, añadió Paz, «no hay ninguna razón para sospechar que eso vaya a ocurrir. Pero justamente lo propio de la medicina y de la siquiatría en particular es que hay que estar viendo, observando y ceñirse a lo que la realidad vaya mostrando”.
“El problema final no es cuál es el diagnóstico de Hernán Calderón, sino cuál es el diagnóstico de esta familia. ¿Va a ser capaz esta familia de recomponerse o no?”, cerró.