Uno de los negocios más habituales en el negocio de la música es la compra y venta de catálogos musicales. Es decir, de los derechos de autor de la música creada por una banda o un solista.
Una de las transacciones más famosas en la historia de la música en ese sentido ocurrió en los años 80, cuando Michael Jackson adquirió el catálogo de The Beatles. Este hecho le significó ciertamente muchas ganancias económicas, pero a la vez llevó al quiebre de la amistad que hasta ese momento tenía con Paul McCartney, quien aspiraba recuperar dichos derechos que los llamados “Big 4” habían perdido antes de su separación.
Cabe acotar, en todo caso, que la enorme fortuna de McCartney no se debe tanto a su producción musical integrando a los Beatles y a su carrera en solitario: el propio Macca encontró una mina de oro en la compra de catálogos.
El caso es que Sting se sumó a la tendencia, anunciando que acaba de vender los derechos de sus canciones al sello Universal Music Group. El músico británico emitió un comunicado de prensa dando cuenta de la noticia, pero omitió informar los términos financieros del acuerdo. Sin embargo, medios estadounidenses han estimado que la transacción asciende a una suma astronómica: unos 250 millones de dólares.
La operación es una de las más grandes de la industria discográfica y cubre todo el trabajo de composición de Sting, incluidos los temas que escribió cuando formaba parte del grupo The Police, por ejemplo, clásicos como “Roxanne”, y éxitos de su época solista, entre ellos “Englishman In New York”.
En el comunicado, el músico británico de 70 años aseguró estar “encantado” de que la división editorial de Universal administre su catálogo.
“Es absolutamente esencial para mí que el trabajo realizado a lo largo de mi carrera tenga un hogar en donde sea valorado y respetado, no solo para conectarme con los fanáticos de toda la vida de nuevas maneras, sino también para presentar mis canciones a nuevas audiencias, músicos y generaciones”, señaló.
En los últimos tiempos las adquisiciones de derechos musicales experimentan un boom. No es de extrañar, dado que es un negocio muy rentable. El uso de cada tema, sea a través de una descarga, un fragmento incluido en una película o en una pieza publicitaria, entre otros ejemplos, genera el pago de derechos. Por ello, diversas empresas han adquirido los catálogos de músicos como David Bowie, Stevie Nicks, Paul Simon, Motley Crue, The Red Hot Chili Peppers, Bob Dylan, Bruce Springsteen y Shakira.