Nada fácil ha sido la vida de Valentina Roth. Cuando tenía cuatro años sus padres se separaron y a los 14 se fue de su casa. Gimnasta, bailarina y modelo, en su juventud ganó fama al participar de distintos programas televisivos como «Rojo», «Yingo» y «Calle 7». Luego vinieron sus romances mediáticos, peleas familiares y excesos, filtraciones íntimas de sus relaciones amorosas, y también enfermedades.
Pero ahora dice que está vuelta para ser otra. Más grande y madura a sus 28 años de edad. Por eso no pudo de emoción cuando en su última presentación en “Bailando por un Sueño” sacó una excelente puntuación.
“Sos un ejemplo. Está rebueno poder rearmarse nuevamente y ser resiliente. Demuestras en la pista una energía maravillosa. Sos una gran bailarina”, le dijo Aníbal Pachano al darle la máxima puntuación. Hasta Karen Connolly, como integrante del BAR, le subió un punto en relación al puntaje otorgado por el jurado.
“He salido de varios problemas que he tenido, que son muchos, pero a través del deporte o el baile yo he podido recuperarme de mil cosas. No métele pastillas, sino que a través del deporte yo pude salir”, comentó extasiada la también ex chica reality, tras ser alabada por Martín Cárcamo y Carolina de Moras.
Tras ello, el conductor del espacio hizo alusión a una fuerte depresión que aquejó a la bailarina. “Llegué a pesar 42 kilos (…) Hace dos años que no me peso, no me importa. Si me siento… ay… (se emociona)”. “Estás en un súper buen momento”, le cometa De Moras para tranquilizarla.
“Lo que pasa es que tuve problemas alimenticios como por 12 años. Estuve pesando 42 kilos, con suerte caminaba y creo que muchas gimnastas y bailarinas también lo han tenido. Es un problema del que no puedes salir nunca, es terrible”, explicó Roth.
Agregó que por sufrir bulimia y anorexia la miraban como un bicho raro y que no se daba cuenta que estaba mal. “Yo era un palo y me veía gorda. Ahora no me peso, no me mido. Me miro al espejo y si subo algunos kilitos digo ‘chao, los quemo, voy al gimnasio un rato’”.
Ahora se da sus gustos y no le importa. “Antes pesaba la comida, me agarraba la guata todo el día y es un trauma que… bueno, costó salir”, recordó la joven que en sus peores momentos comía una naranja o mandarina al día, que luego vomitaba.
Casi al final de la conversación intervino Francisca García-Huidobro para aclarar más la entonces situación de la instagramer. “Conozco la historia de la Vale, es de autoestima, súper heavy (…) y voy a cometer una infidencia. Cuando hacíamos el programa ‘Quiero un cambio’, realizamos capítulos con personas conocidas y esta chiquilla fue. Quería que la operáramos, se sentía absolutamente imperfecta y (decía que) en la televisión la debían encontrar preciosa. Con la producción decidimos no operarla bajo ningún punto de vista porque era fomentar… O sea, queríamos lograr esto, que hoy día tú sepas lo linda que eres. Me alegra mucho que lo hayas conseguido”.