La actriz uruguaya fue la primera entrevistada en la segunda temporada del programa “Modo Teleseries”, donde repasó sus más de 30 años de carrera en teleseries y series chilenas.
Liliana García llegó a Chile en 1987, y su primer trabajo en la pantalla chica fue una participación especial en «Semidiós», convidada por el entonces director de telenovelas de Canal 13, Óscar Rodríguez.
Hasta 1996, Liliana García permaneció en las filas de la ex estación de la Universidad Católica, destacando sus actuaciones en teleseries como «Acércate Más», «Ellas por Ellas», «Doble Juego», «El Amor Está De Moda» y «Adrenalina».
Su paso por las teleseries chilenas estuvo marcado por tener que borrar permanentemente cualquier rastro de sus raíces uruguayas a la hora de actuar delante de las cámaras. “Durante años, me martirizaron con que tenía que suavizar mi acento, porque tenía que imitar el chileno. Eso siempre me pareció muy pueblerino y muy poco cosmopolita. Yo soy una mujer acostumbrada a andar de arriba para abajo, a viajar y vivir en otros lados. Pero un acento no te cambia una actuación y una historia”, opinó al respecto.
Tras la desvinculación del fundador del área dramática de Canal 13, Ricardo Miranda, por defender la polémica teleserie «Adrenalina», la actriz fue convocada para unirse a la naciente área dramática de Mega, oferta que aceptó y según reveló en la entrevista, lo hizo porque se sentía encasillada en las producciones del ex canal del angelito.
“Se repetía mucho el fenotipo de los personajes que me daban”, desclasificó, agregando que por ser uruguaya, no se le permitió hacer personajes de vetas más populares. “Se quedaron muy enojados conmigo en Canal 13, se quedaron años sin perdonarme”, detalló.
Luego de protagonizar «Rossabella» en 1997, fue parte también de la mediática y recordada «A Todo Dar» al año siguiente, donde interpretó a Oriana, un rol que le significó un gran desgaste emocional, convirtiéndose en uno de los más difíciles de su carrera. “Fue muy agotador hacer ese personaje. En ese año estaba trabajando mucho, entrenaba mucho, estaba en una obra de teatro, hasta que me dio un tirón en la espalda y no me podía mover. Estuvo muchos días sin grabar y Oriana tenía demasiadas escenas», contó.
«Fue tanto que la gente de la teleserie vino a mi casa, prácticamente llorando, a pedirme que por favor me recuperara de algún modo. Hice un poco de reposo e inmediatamente me fui a grabar y el primer día que llegué, tenía 40 escenas que grabar. Recuerdo que salí de la casa a las 6 de la mañana y volví como a las 12 de la noche, en estado de destrucción total. Era mucho el esfuerzo físico y estaba a base de inyecciones relajantes y calmantes para que me bajara el dolor. Esa teleserie fue de mucho llanto”, reveló sobre aquella experiencia.
Sin embargo, a fines de 1999 el rotundo fracaso de «Algo Está Cambiando» obligó al entonces Megavisión a cerrar su emergente área dramática. “A mí nunca me gustó el argumento de esa teleserie, y siempre estuve en contra”, opinó, añadiendo que en ese momento advirtió que “no era un argumento para el momento que se estaba viviendo, que era un cambio de milenio, del 1900 al 2000. Yo para esas cosas tengo ojo, no me equivoco cuando algo va a ser bueno o malo, o más que eso, cuando va a contar con la empatía del espectador”.
La actriz radicada actualmente entre Italia y Chile, también tuvo palabras para recordar su paso por dos exitosas teleseries juveniles de TVN. “En ’16’ y ’17’ se recuperó al público joven que habíamos abierto camino con ‘Adrenalina’. Yo me sentía cómoda en ese formato”, declaró.
No obstante, hizo especial hincapié en lo que fue su complejo y polémico rol de Emilia Escorza en «Ídolos», la primera teleserie nocturna oficial de la TV chilena. “Era la primera vez que se hablaba del lesbianismo en las teleseries. Era muy bonito el planteo del personaje, al principio. Pero ‘Ídolos’ no fue todo lo que a mí me hubiera gustado, porque ahí hubo censura, corte y restricción en el desarrollo de la historia. No tuvo la consecución que tenía cuando la plantearon al principio, porque tenía un hilo conductor y un final diferente, que era mucho más consecuente, más claro y mucho más sano. Pero se trató de hacer algo que creo que quedó a medio camino”, aclaró sobre dicha producción.
“Tal vez no era el momento para darla y el público no estaba preparado. Pero creo que todo lo que pasó o se experimentó en ‘Ídolos’, yo creo que son cosas que de una u otra forma, se ven en las actuales teleseries nocturnas. Tal vez no todas juntas, pero sí se han desarrollado muchas de esas cosas en las teleseries nocturnas. ‘Ídolos’ era producto de una sociedad que no hablaba nada, que estaba en un encierro. Y yo creo que muchas cosas que se mostraron en ‘Ídolos’ van a volver”, siguió reflexionando en torno a dicha nocturna del año 2004.
Por ese personaje, además, recibió duros comentarios del público en las calles. “Yo en general he tenido personajes que han sufrido censura. Porque eran personajes que rompían con ciertos esquemas, en general. A mí mucha gente me decía en la calle que yo, que era una actriz tan seria y que me respetaban tanto, cómo estaba haciendo algo así. Mucha señora, mucho señor, mucha gente muy católica me preguntaba si yo no podía incidir en algo para cambiar el curso del personaje. Y cuando ya en la historia se veía el enamoramiento que Emilia comenzaba a tener por su secretaria, hasta vecinos míos exclamaban que cómo se me ocurría estar grabando una teleserie así, que era una cosa horrible. Yo hablé en muchas entrevistas de esa época con las palabras visibilidad e inclusión, que en esa época no eran palabras que se usaban como se usan ahora”, añadió.
Antes de finalizar la conversación, Liliana García recalcó la importancia que tiene el género de las telenovelas. “La teleserie es a la literatura, como el bolero es a la música. Los boleros casi todos tienen la misma música, pero todos tienen letra distinta. En las teleseries pasa lo mismo. Casi todos tienen la misma música y composición en su narración visual, y en cómo se desarrollan las historias, pero cada una tiene su propia historia. Y esa propia historia es uno o varios pedacitos de la idiosincrasia de un pueblo», indicó.
«Yo creo que despreciar a las teleseries es muy tonto. Por primera vez se dijo en televisión, a través de una teleserie, la palabra gay. Por primera vez se habló de la marihuana y el embarazo adolescente. Por primera vez se habló de la diversidad sexual en una teleserie. Por primera vez en una teleserie nocturna se planteó una pareja de mujeres que se enamoraban y que se declaraban lesbianas. Si eso no es poco, no sé qué podría ser”, sostuvo.
Sin embargo, también se detuvo para hacer una crítica a las diferencias de género que existen en la industria televisiva. “El privilegio y la diferencia de los actores con respecto a las actrices, a nivel de los targets en televisión y a nivel de los sueldos, es una cosa vergonzosa que va a tener que cambiar”, sintetizó.
Agregó, además, que se deben “rescatar las edades que corresponden, para lo que corresponde y no matar a las actrices jóvenes ni envejecerlas. Porque hay un target de actrices que pueden cumplir con los diferentes roles, según las edades. Y no hay para qué envejecer a las que tienen 35 o 40 años, para hacerlas llegar a que tengan 50. Hay actrices para todas las edades”, concluyó.