La noche de este jueves, Leo Caprile abrió las puertas de su casa en Curacaví al equipo de Canal 13 liderado por Martín Cárcamo, donde conversó sobre diferentes aspectos de su vida y contó la gran pena que sufrió por la muerte de su madre.
En la entrevista, el conductor de «Juego contra Fuego», recordó a su madre Juanita y lo doloroso que fue para él su partida “Lo primero que hay que decir de mi mamá, es que era una mujer muy linda, era hermosa. Después con el tiempo se van poniendo más viejita. Mi mamá es una mujer que cambió mucho su estilo de vida por haberse casado. Se casó con un hombre que trabajaba, que era de una vida bien apretada. Tener cuatro hijos en la década de los 60 era duro, con sueldo de locutor. Ella era una mujer muy ingeniosa, que cocinaba maravilloso, que siempre estuvo preocupada del rigor, que cumpliéramos, pero al mismo tiempo era muy chacotera, buena para la talla, divertida, buena para el doble sentido, pero nunca se pasaba. Nunca fue una mujer grosera ni nada por el estilo pero era graciosa”.
Cuando sus padres se separaron, él locutor comentó que de alguna forma se casó con su madre porque le preguntaba a él qué hacer de almuerzo, qué se iba a hacer el fin de semana, Caprile tenía en esa época solo 16 años. “Me di cuenta que entré en una mecánica que si bien, no era mi rol, tampoco me molestaba. Ella me educó de esta manera, de estar contento siempre, de preocuparte de tu casa, de comer rico, de tener alegría. Porque mi mamá me enseñó a reírme de todo, pero en buena, a estar optimista. Y mi papá el rigor”.
Su madre no volvió a emparejarse. “Nunca se sacó el anillo. Siempre llevó el anillo de casada”, e incluso firmaba con el apellido de su marido aunque estaban separados, aunque nunca se divorciaron. Leo cree que su mamá no rearmó su vida porque “siempre estuvo enamorada de mi papá. Y mi padre, delante de mi madrastra, tú le preguntas y dice ‘Juana, una mujer extraordinaria, ustedes tuvieron a la mejor mamá del mundo’. Siempre la trató con mucho respeto”.
Cuando el presentador viene a Santiago, le dio todo lo que pudo a su mamá. “Todo lo que estuvo a mi alcance se lo di y en ese sentido me quedo muy tranquilo, porque si tengo alguna deuda con ella, la tengo saldada”. Además, recordó que “nunca fui el regalón de mi mamá. Yo siempre fui más independiente, mucho más contestatario, mucho más callejero, más de salir. Pero cuando se produce su separación ¡paf! Aparecí yo. Y, evidentemente, creamos una relación un lazo indisoluble, fuerte, lleno de energía”. Ella recortaba los diarios y revistas en dónde él aparecía. “Le daba mucha alegría que la gente a uno lo quisiera. Nos volvimos uña y mugre. Cuando mi mamá muere, yo me di cuenta que no tenía ninguna deuda con ella y me quedé en paz”.
Leo Caprile, narró que en el momento de la muerte de su madre, él arrancó. Se vino de regreso a Santiago pensando en que no iba a morir. “Lo pasé por psicoanálisis, con terapeuta porque tuve una pena muy profunda. Ahí estaba el tema, yo sabía que iba a pasar, pero no quería estar ahí”.
“Esos días yo volví a los 10 años. Dependía de todos, que me hicieran la comida, que me vistieran para ir al funeral. Fue heavy. Nunca preparo un discurso, sobre todo en estos casos. Yo sabía que había cosas claves que yo tenía que comunicar en ese discurso. Y esas eran el aceptar que te quieran, el hacerte querible, el ser amable, el ser simple. La sencillez es algo que la gente valora. Entendí una cosa: que uno más que aprende a hablar, más que aprende a comunicar, uno aprende a escuchar. Al final uno es un gran intérprete. Entonces yo tenía que decir que mi mamá me enseñó a querer y a que me quieran. Que mi mamá me enseñó a cocinar, que me enseñó el amor por la naturaleza, las plantas, los perros, el mar. Me tiré un discurso de 10 minutos, y terminé presentándola como si fuera Frank Sinatra, la gente aplaudía. Fue un momento muy especial. Creo que hubo un cambio profundo en mí porque era una pérdida, nunca me di cuenta que estábamos tan conectados”, detalló el animador.
Sobre cómo ha sido el tiempo después de la partida de su madre, Caprile comentó que “hay gente que es capaz de llevar el auto porque tiene un ruido y no es capaz de ir a verse un problema que lo agobia. Yo digo tengo que cuidarme. Necesito mi salud mental, quiero saber qué me está pasando porque no es normal que ande tan torpe y que ande a patada con todo, y que todo no me camine como yo quiero. El terapeuta me dice ‘tienes un duelo no resuelto. Tienes que entrar a llorar, tienes que dejar de tratar de estar feliz, tienes que liberar a tu mamá. De verdad fue la mejor decisión porque yo iba en picada para abajo, estaba muy mal”.
«Me cuesta llorar, soy muy duro. Te podrán empastillar, te podrán dar mil cosas, pero eso te duerme o te pone eufórico. La mejor terapia es soltar la pena y decir tengo pena”, confesó el locutor.