En exclusiva conversación con Fotech.cl, el finalista del espacio culinario de Canal 13 comentó cuáles son sus apreciaciones en torno a su camino en el programa, la opinión que le merecen los chef y si volvería a participar en un proyecto por el estilo.
Siempre te destacaste por tu buen humor, ¿crees que fue una de tus claves para el éxito?
De la mitad del programa hasta el capítulo diez, yo no tenía buen humor. Yo creo que hubo una transformación cuando llegué al top ten. Antes del top ten lo pasé pésimo en la cocina, mal, mal, me estresaba. Pero cuando llegué al top ten, dije «mira, si voy a seguir cocinando y si he llegado a este lugar es para disfrutarlo, no tener el recuerdo de que lo pasé pésimo, que me costó», así que de ahí en adelante empecé a disfrutar de la cocina, ahí entendí cosas de la historia de la vida, que decía mi abuelita: «La cocina es energía», entonces, si tú estás estresado, la comida se estresa y si tú estás relajado, relajas la comida y le das buen sabor, eso lo pude comprobar».
¿Cuál fue tu peor momento en el programa?
Siempre la eliminación, esos siempre fueron mis peores momentos, estar siempre en eliminación. Yo creo que todos los momentos fueron importantes, pero quizás el más difícil para mí, porque fue una cosa que no revelé en el equipo y tampoco lo quise exponer porque estaba trabajando con Carlos, era el hecho de esta sala oscura, que fue un momento muy complejo, que yo no quise dejar, porque si yo hubiera estado solo habría dicho «yo no quiero hacerlo», pero como estaba con Carlos, pensé «voy a perjudicar a alguien por problemas personales», así que ese fue el momento de enfrentar miedos. Ese fue el momento más complejo.
Y por el contrario, ¿cuál fue tu mejor momento?
Llegar a la final (risas), ese fue el mejor momento. Yo creo que el mejor momento fue cuando dicen «tú eres uno de los tres finalistas». Yo no sabía nada al principio, fue un crecimiento muy exponencial y muy rápido, entonces como que no me esperaba nada de lo que pasó en el programa, nunca, yo nunca dije «me veo en la final». Cada etapa que pasaba para mí era un logro personal, me ponía a prueba en cada prueba y las superé, me sentía cada vez más grande. Esa fue una de las más grandes enseñanzas, el poder disfrutar cada pequeño o gran logro que da la vida.
Sorprendiste a todos eliminando a uno de los favoritos y llegando a la gran final, cuéntanos cómo fue:
Fue uno de los momentos más sorpresivos en mi carrera exprés culinary, porque en realidad nunca pensé que iba a llegar a esa instancia de estar midiéndome con uno de los favoritos del programa. No fue fácil, fue difícil, pero igual fue emocionante en realidad, porque siento que este es un camino recorrido. Uno lo da todo, y ahí había 50 y 50 posibilidades de quedar o irse, pero al margen de eso, yo siento que me sentí muy bien, porque lo hice tan concentrado, que si no me quedaba o me iba, igual estaba feliz.
¿Cómo fue la competencia que se dio contra La Mafia (Rocío Marengo, Nacho Pop y Marcelo Marocchino)?
Yo armé La Resistencia, había que hacerle el contrapeso a La Mafia, era un grupo malévolo, malvado, que lo único que quería era destacar. No, a medida que nos fuimos juntando, dijimos «hay que hacerle el peso a La Mafia», de hecho, esto se creó en Santa Marta, allá yo dije «ése es el equipo malévolo, quiere destruir». Hicimos buen contrapeso con La Resistencia, de hecho, en esta final le ganamos a La Mafia. El mal nunca gana, el bien siempre.
¿Cómo viviste la final?
Yo la viví como el final de un gran camino recorrido. Cierra una etapa, pero abre muchas más. En la final yo quise hacer un menú especial, la prueba era un menú de tres tiempos y yo quise hacer un menú vertical (donde los tres platos son unidos por un ingrediente) un poco relacionado con el amor. Un menú que cerrara un ciclo, que conectara con lo que yo quería y un mensaje finalmente para Diego, aprovechando que no lo he visto hace varios meses, un menú para el amor. Era fácil, pero al mismo tiempo era gourmet, para las parejas. Ojalá que este menú que yo preparé sea una inspiración para las personas que están en la casa y que no lo han pasado bien en pareja, o que se quieran sorprender y reconciliar, un menú especial.
¿Volverías a participar en un reality?
Yo era muy reacio a los reality, nunca quise participar, porque mi carrera profesional ha sido, digamos, de trabajo profesional, no de participación en programas. Éste yo no lo considero un reality, no creo que «MasterChef» sea un reality, creo que es una prueba, una competencia de cocina donde mezclan muchos elementos, más allá de la cocina, pero no lo considero un reality. Quizás si me invitan a bailar, no sé, lo pensaría. Esperemos que la vida me sorprenda.
Finalmente, ¿qué opinión te merecen los chef?
Son fantásticos. Uno no solamente aprende de ellos por la cocina, sino que también aprende de la vida. El chef con el que entre comillas más conecté fue con Jorge (Rausch), porque él es una persona muy generosa en el proceso de enseñanza, como de compartir conocimiento. Pero yo creo que los tres fueron chef que de verdad fueron a enseñarnos a que nos entusiasmáramos con la comida. No fuéramos a competir en un programa para cumplir, sino que de verdad ellos nos inculcaron la idea de que la cocina no siempre puede ser igual, puede ser entretenida y que una persona que no sepa cocinar en la vida, puede llegar a hacer platos gourmet importantes.