No caben dudas de que Gloria Münchmeyer es una de las mejores actrices de Chile, capaz de brindar a las audiencias grandes interpretaciones tanto dramáticas como en la comedia.
Un talento que fue internacionalmente reconocido en 1990, cuando fue galardonada en el Festival de Cine de Venecia con la Colpa Volpi a la Mejor Actriz por su papel del personaje de Lucrecia en la película «La luna en el espejo», del director Silvio Caiozzi.
Se trata del reconocimiento más importante que ha recibido por un intérprete chileno a nivel internacional. Y para la actriz chilena fue, también, la oportunidad de codearse con grandes estrellas del firmamento de Hollywood. Incluso de carretear con ellas. Así lo reveló en la sección «Lo comido y lo bailado» de The Clinic.
De parranda con De Niro
“El mejor carrete de mi vida fue la fiesta de cierre del festival de cine de Venecia en 1990”, comenzó narrando, al contar que se sentó en una mesa con Caiozzi, pero que, además del realizador, a su lado igualmente estaban varios de esas figuras de la gran pantalla inalcanzables para la inmensa mayoría de los mortales.
“Yo me encontré compartiendo la mesa con Silvio, Michelle Pfeiffer, Dennis Quaid, Robert de Niro, Martin Scorsese y para qué te sigo contando. Fue un sueño eso”, relató.
Pero también rememoró episodios de su vida menos glamorosos quizás, pero llenos de nostalgia. Dijo que el plato inolvidable de su infancia eran unas pantrucas que le preparaba Ema, la cocinera de su familia.
“Era la receta de mi mamá que se hacía en un caldo especial. Entonces quedaban muy ricas y como nadie comía pantrucas, para nosotros era un plato exquisito”, recordó.
Deseos para su última cena y funeral
En todo caso, la mejor “comilona” o banquete de su vida fue un almuerzo en su parcela ubicada en Paine.
“Fue fastuoso, porque se trataba de qué se conocieran las dos familias antes del matrimonio de mi hija Catalina (Guerra) con Alejandro Albertini. Entonces, yo tiré la casa por la ventana y resultó maravilloso. Y nos veíamos por primera vez. Imagínate”, explicó.
Münchmeyer dijo que en su última cena le gustaría comer mariscos y tomar mucho vino blanco. “¿Después de ahí me voy al cielo?”, se preguntó. Para su funeral, en tanto, quiere la música del compositor clásico Gustav Mahler.
“Yo quiero estar ahí y quiero que la gente lo oiga para mi funeral, y también quiero mucho llanto, que llore mucho la gente, que sea un lleno total, ir con Mahler de fondo. Que lloren, harto, harto, harto. Porque la música los va a incentivar también”, expresó la querida actriz, que aprovecho de aclarar que le gustaba mucho bailar todo tipo de música, pero que ahora “no podría bailar reggaeton ni estas cosas que para mí no son bailes. Pero todo lo que tenga ritmo, claro, se va a ir a los pies”.