En la tercera edición de “Zona de Guionistas”, espacio que se realiza en el Foro de Ficción Virtual de nuestro sitio, tuvieron la oportunidad de entrevistar y conocer un poco más de esta gran guionista, quien ha participado en varios proyectos dramáticos como: Romané, Pampa ilusión, Amores de mercado, El Laberinto de Alicia, Los Archivos del Cardenal y El Reemplazante.
¿Cómo y cuándo comenzó tu pasión por la escritura y lo guiones? ¿Recuerdas tu primer «borrador»? ¿Se concretó alguna vez en alguna serie/teleserie o libro?
Me interesaba el tema de los guiones porque en mi formación como actriz me interesaba la dramaturgia y el relato de historias. Tuve acercamientos a los guiones de TV, quise participar en talleres, pero por alguna u otra razón nunca pude. Se abrió la posibilidad de partir de abajo en un equipo, lo tomé y de ahí no he parado. He hecho ideas originales para TV, junto a Alejandro Cabrera hicimos Purasangre, Pecadores, Esperanza, en las que participé también como guionista. La última idea original que hice fue “El Regreso”, en este caso no participé en el desarrollo como guionista. En el ámbito literario, la cosa ha sido más personal. Ahí me explayo a mis anchas en mis inquietudes personales. Publiqué Postales, un libro de cuentos y ahora estoy en una novela y otro libro de cuentos.
¿Cómo evalúas la experiencia de escribir teleseries y cómo te evalúas como guionista desde entonces? ¿Cuánto has aprendido y/o evolucionado profesionalmente?
La experiencia ha sido en general bien satisfactoria. Creo que me ha ido bien, llevo 13 años en el género, y creo que he ido evolucionando laboralmente. He aprendido mucho a punta de esfuerzo y trabajo, de equivocarme y atinar, soy capaz de observar y analizar cómo y por qué ciertas producciones tienen buena acogida en el público y por qué no.
Como guionista es de suponer que tienes ideas en mente para historias o incluso posibles ideas originales que podamos ver en un futuro para TV. ¿Cuál es tu mayor fuente de inspiración para crear esas historias?
Creo que la imaginación estando bien estimulada y permaneciendo despierto, siempre es una fuente inagotable de ideas. Mi mayor fuente de inspiración en todos los ámbitos es la realidad, lo que escucho, lo que me cuentan. También lo que leo y las películas que veo. Me emocionan las buenas ideas y me estimulan para crear. Pero por sobretodo me sobrecogen las historias de la realidad.
¿Cómo evalúas la ficción en la televisión hoy en día? ¿Crees que ha sido una evolución o una involución?
Como siempre, la tele tiene de todo. Los canales van sacando producciones de acuerdo al mercado. Pero creo que el foco está errado. Siempre hay alguien que te dice “la gente quiere ver esto… O esto otro” y se tiende a hacer cosas que se supone que la gente quiere ver. Pareciera que todos tienen la verdad, pero de vez en cuando aparece una historia original, fresca, arriesgada y los mismos que se supone que sabían lo que quería la gente, se dan cuenta de que andaba perdidos. Yo creo que los que trabajamos en ficción debemos hacernos cargo de nuestra responsabilidad e ir un poco más allá. Hacer trabajar la imaginación en sintonía con lo que pasa en la calle, entregando productos de acuerdo al nicho y a la audiencia, pero no sometiéndose al mercado. Para eso hay que estar dispuesto a mirar por la ventana.
Luego de muchos años en TVN, escribiste una teleserie para CHV, “Sin Anestesia”, posteriormente, volviste al canal estatal. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Te cuesta marcar un sello propio a un proyecto que no es originalmente tuyo?
Me encantó la experiencia de ver cómo distintos canales y productoras funcionan desde dentro. Pero me gustaría más que los canales pudieran organizar sus políticas de acuerdo a su propia ilógica. He visto que las productoras son más arriesgadas y crean metodologías propias.
Debido a los resultados de “Amor por Accidente”, se optó por asesinar a la protagonista de la teleserie, según ciertas fuentes, para elevar el rating. ¿Estuviste de acuerdo con esa decisión? ¿Qué opinas de las modificaciones forzadas para mejorar los resultados y satisfacer al canal?
Sí, estuve ahí y estuve en desacuerdo desde el principio, pero no fue sólo por un tema de rating. A veces hay que variar ciertos contenidos por razones extra creativas, eso pasa siempre y no sólo por rating, los guionistas debemos hacernos cargo, muchas veces en contra de nuestra voluntad. Es ahí cuando queda claro que hay poco de autoral en las teleseries, son producciones por encargo de las que uno se apropia con compromiso. Pero hay que tratar de ser creativo dentro de ciertos márgenes, y ser conscientes de ese juego.
“El Laberinto de Alicia” tocó un tema bastante sensible y peligroso, la pedofilia. ¿Qué nos puedes decir del trabajo que se realizó con el guión? ¿Qué otros temas potentes te gustaría tratar en una teleserie o serie?
Sí, fue muy interesante el trabajo que se hizo. Fue delicado y accesible de ver, a pesar de todo lo escabroso un tema que causa resistencia. Nos quedó claro que lo que mostramos en pantalla no era ni el cincuenta por ciento de lo dramático que es la realidad de la pedofilia. Creo que nos hicimos cargo de un tema país, pero no pontificamos, lo hicimos con una historia potente que se paraba sola.
“El Reemplazante” fue una serie que logró mucho éxito en su primera temporada y se decidió realizar un segundo ciclo donde tú estabas en los guiones. ¿Qué opinas del horario y los resultados que obtuvo en su segunda temporada? ¿Por qué crees que ese tipo de producciones son emitidas en un horario poco beneficioso?
La primera temporada tuvo éxito porque mostraba una realidad fuerte en un formato de serie, en donde se puede jugar más con el lenguaje, donde se puede investigar y contrastar la realidad. En la segunda temporada hicimos un trabajo en donde se intentó mostrar otras problemáticas. Quedé feliz, fue una tremenda experiencia y también constatar el entusiasmo con que se seguía la serie por las redes. La programación es fatal, concuerda con un criterio comercial de los canales, que no toman el riesgo de aventurarse en horarios prime, lo que hace que no se pueda avanzar en ciertos lenguajes distintos.
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