Desde el estallido social en adelante, el periodista Julio César Rodríguez ha tenido un rol destacado desde la conducción de “Contigo en la Mañana” en dupla con Monserrat Álvarez. El matinal de Chilevisión tuvo el notable acierto de poner a conductores con peso periodístico y habilidad para cuestionar a autoridades y políticos, lo cual se agradeció especialmente desde el 18 de octubre del 2019 en adelante.
Esta labor tuvo una pausa debido a que los dos se contagiaron con COVID-19 y debieron realizar cuarentena, por fortuna, sin mayores consecuencias para ambos. Y al parecer, el coronavirus le aguzó el ingenio a Julio César, pues a su vuelta no le ha temblado la mano al encarar al diputado Javier Macaya y al senador Iván Moreira, a los que sacó de paseo en vivo y en directo y sin pedir salvoconducto a carabineros.
Para muchos, es un mero opinólogo, un periodista que encontró su nicho en el show business televisivo, donde se muestra canchero y gozador, y se le critica por sus ataques de “estrabismo sexual” en las galas del Festival de Viña ante la presencia de artistas y personajes televisivos de generoso escote. Sin embargo, su trayectoria revela que detrás de su sonrisa y ese pecho de “Pato de Silabario” con el que se ve en pantalla, hay mucha más consistencia de la que parece.
El caso del “Hijo Ilustre de Hualpén” es similar a otros como el del fallecido Ricarte Soto y el de Víctor Gutiérrez: profesionales potentes, perfectamente competentes para el periodismo de actualidad de gran nivel y repercusión, que por diversos motivos terminaron incursionando en el mundo de la farándula, del espectáculo, de la cultura pop y del show business, donde igual descollaron claramente. Ricarte Soto terminó su vida como emblema e ícono del “Buenos Días a Todos” y Víctor Gutiérrez ganó fama mundial por su reporteo acerca de las acusaciones de pedofilia contra Michael Jackson.
Antes de entrar de lleno a la TV, Julio César fue director de La Nación Domingo, un efímero, pero recordado suplemento del diario La Nación, donde trabajó con profesionales de la talla del mismo Víctor Gutiérrez, Alejandra Matus -la misma que ahora tiene de cabeza al gobierno con su certera cobertura de la pandemia vía Twitter desde su cuarentena en Nueva York- y su compañero de carrera -y de juergas- Mirko Macari, director de “El Mostrador” durante años y notable conferencista y analista político. Durante su gestión, La Nación Domingo nos regaló golpes periodísticos notables como las acusaciones de violencia intrafamiliar contra el empresario Nicolás Ibañez -que compró la tirada completa de los diarios en las distribuidoras para que no llegaran a los kioskos-, y el reportaje al Comando Conjunto de la FACH que le costó la salida al entonces Comandante en Jefe de esa institución, Patricio Ríos.
Luego de renunciar a La Nación Domingo por la censura a un reportaje sobre la INDAP, y de recibir amenazas contra su integridad, se decantó por la radio, la TV y el show business. De investigar los casos de corrupción pasó a analizar el Festival de Viña, a ejercer de panelista de espectáculos y editor de programas como “Rojo VIP” y “Mira Quien Habla” y a transformarse en el pionero de la nueva era de los “Late Shows” en la TV chilena. Si bien ese formato se viene haciendo en Estados Unidos desde hace muchos años, y en Chile ya existía el precedente de “Noche de Gigantes”, Julio César Rodríguez le dio un gran impulso con “La Tele o Yo” en TVN, “Sin Dios Ni Late” en Zona Latina y, hasta la fecha, en “Síganme Los Buenos” en el canal Vive! de VTR, luego de lo cual la TV chilena, tanto abierta como de cable, se llenó de “Late Shows”. En sus programas le ha dado espacio a personajes atractvos como la Doctora María Luisa Cordero y le ha permitido darse a conocer a otros que posteriormente han destacado en los medios como Mauricio Palma (humorista que actuó en el Festival de Viña el 2019), Daniel Stingo, Cristián Contreras (Dr File), Vasco Moulián, Rafael Garay, Franco Parisi, Marcel Claude, Felipe Cárdenas, entre otros.
Además, en radio llegó a trabajar con Patricia Maldonado en Radio Agricultura, y lleva años a cargo de “Podría Ser Peor” de Radio Bio-Bio.
Aparte de su preparación -cabe señalar que dejó a medio camino la carrera de medicina antes de entrar a periodismo-, Julio César hace gala de una personalidad y un descaro notables, lo que le ha permitido, aparte de seducir a mujeres bellas siendo a lo más “normalito” en cuanto a pinta, anotarse momentazos televisivos memorables como hacer aullar y ladrar en televisión al generalmente serio y circunspecto Cardenal Jorge Medina; interpelar sin anestesia al “Pastor” Javier Soto con su célebre “Yo siento que usted queda como payaso (…) como hueón, como tonto, como ignorante. Como que la gente lo ve así, como un imbécil, pastor (…). Entonces, ¿su corazón no le dice acaso ‘estoy haciendo algo mal’? (…) ¿seré hueón?, ¿seré un tonto’, ‘¿seré un idiota?”, lo que le valió la posteridad en formato de meme y el odio parido de Soto, quien en el más reciente de sus delirantes videos consideró como “castigo de Dios” su contagio de coronavirus y lo llamó a ”arrepentirse de sus pecados”; y los recientes “bailes a toda orquesta” a Iván Moreira en el matinal de Chilevisión.
A pesar de mostrarse canchero y de su fama de gozador empedernido, Julio César no la ha tenido fácil en su vida. Tiene a su haber dos separaciones, otros tantos quiebres y la dolorosa muerte de su hijo Pablo debido a una parálisis cerebral. Y a pesar de todo, ha sido capaz de seguir adelante ganándole a la vida.
Julio César es un notable ejemplo de legítima meritocracia en el mundo de las comunicaciones. En un país tan clasista y segregado como Chile, que un muchacho de provincia, proveniente de Hualpén, sin mayores contactos y no precisamente agraciado en cuanto a pinta, se transforme en un periodista potente, rostro televisivo cotizado, empresario exitoso, dueño de un teatro (Coca Cola City) y de una productora, y en un avezado galán que ha tenido romances con algunas de las mujeres más hermosas y deseadas del medio constituye un logro notable.