Lindsay Lohan es una de esas actrices que alcanzaron una inmensa fama durante su infancia y juventud, pero que ya adultas descendieron al infierno protagonizando continuas polémicas y escándalos en lugar de películas.
La artista, salida de la factoría Disney igual que Selena Gomez o Debby Ryan, por mencionar solo un par de ejemplos, hizo de la noche su día gracias a incontables fiestas, cayó en las drogas y debió ingresar a un centro de rehabilitación; fue arrestada por manejar ebria, con el permiso de conducir caducado y llevando cocaína, y en varias ocasiones fue acusada de robo, más concretamente, de sustraer joyas.
Sin embargo, durante los últimos años la protagonista de “Juego de Gemelas”, “Un Viernes de Locos” y de “Chicas Pesadas”, entre otras comedias juveniles, a puesto en orden su vida y, además, alcanzó una estabilidad sentimental que secretamente la llevó al altar.
Fue la revista People la que confirmó que la artista está casada con el financiero Bader Shammas, después de que Lohan llamara a Shammas su “marido” en una publicación de Instagram.
“Soy la mujer más afortunada del mundo. Me encontraste y supiste que quería encontrar la felicidad y la gentileza, todo al mismo tiempo. Me sorprende que seas mi marido. Mi vida y mi todo. Toda mujer debería sentirse así cada día”, escribió la actriz junto a una foto de ambos.
Lindsay Lohan, que celebró su cumpleaños número 36 este sábado, había anunciado en noviembre del año pasado su compromiso con Shammas, con quien llevaba dos años de relación, compartiendo fotografías con su prometido. “Mi amor. Mi vida. Mi familia. Mi futuro”, expresó en esa ocasión.
Luego, en febrero, en una entrevista con la presentadora de televisión Rachel Lindsay, le aseguró que su matrimonio consistiría en una discreta ceremonia, anuncio que finalmente cumplió, marcando diferencias con su tormentoso pasado.