Desde 2020, Rebel Wilson ha estado luchando en contra del sobrepeso con una dieta y una rutina de ejercicios que han dado frutos: la comediante australiana luce actualmente casi irreconocible respecto al aspecto que tenía cuando interpretó, por ejemplo, al personaje de Fat Amy (Gorda Amy) en las películas “Pitch Perfect” 1 y 2.
Pero su figura actual es un logro que alcanzó pese a las directrices que le imponían los productores de las exitosas películas en las cuales participó. Porque Wilson contó que llevaba muchos años pensando en adoptar un estilo de vida más saludable, pero no podía hacerlo porque en sus contratos había cláusulas que le impedían efectuar cambios importantes en su físico.
¿Motivos profesionales?
“No podía perder una cantidad excesiva de peso, porque había firmado los contratos para esa película (“Pitch Perfect”). Creo que no podía perder más de tres kilos ni ganar más de cinco. Tienes que mantenerte en el peso tal y como figura en tu contrato”, explicó recientemente en el podcast “Call Her Daddy”.
La actriz se quejó de que había sido encasillada en el rol de la amiga gorda y graciosa. “Me encanta hacer esos papeles, me encantan esos personajes, pero luego quise hacer más cosas. Pero entonces me di cuenta de que, una vez que has sido la chica grande, siempre lo serás”, comentó.
Finalmente, Rebel Wilson hizo honor a su apellido, su rebeló contra los cánones que le imponían en Hollywood y se embarcó en una transformación que, además de los temas de salud asociados, tenía por objetivo maximizar sus probabilidades de éxito para congelar sus óvulos e iniciar un tratamiento de fecundación in vitro.
Alcanzó todos sus objetivos, porque perdió 18 kilos y se convirtió en madre mediante gestación subrogada. Lo que falta comprobar es si podrá seguir desarrollando su carrera en el cine con el mismo éxito de cuando tenía su antigua figura.