La ex chica «Yingo» vive desde hace cuatro años en Dinamarca, alejada del mundo de la televisión y la farándula chilena. La influencer está ubicada específicamente en la localidad de Aarhus, junto a su esposo, oriundo del país europeo.
Natalia «Arenita» Rodríguez conversó este martes con Las Últimas Noticias sobre su nueva vida en el extranjero, en el país en el que el sol se pone desde las 15:00 hrs, algo a lo que tuvo que ajustarse. «Fue súper duro acostumbrarme al invierno en Dinamarca. Mi mente me decía automáticamente cuando se hacía oscuro que me tenía que ir a acostar, a las cuatro de la tarde tenía sueño y muchas veces me iba a dormir súper temprano y se me desordenaba el ciclo del sueño, andaba con sueño todo el día», expresó al respecto.
Asimismo, la ex chica reality explicó que debe tomar vitamina D3, porque es «indispensable». «Sobre todo para personas que venimos de países donde hay más calor, porque no hay luz solar y es muy fácil que te dé cansancio y hasta depresión», aseguró al citado medio.
Hoy en día, Arenita se desempeña como encargada en un centro deportivo acuático entre las 8:00 y las 16:00 hrs y ya domina el inglés y el idioma local. «El día a día lo vivo hablando en danés, inglés y en mi casa con mi esposa hablando español, porque vivió en Chile cinco años. Estoy a diario, día a día, mezclada con los tres idiomas», sostuvo.
Con respecto a su rutina diaria, indicó que, luego del su jornada laboral, llega a casa, cocina si es necesario y hace contenido para sus redes sociales, comparte con sus amigos y sale con su marido. «Es muy bueno que se pueda salir temprano del trabajo, donde tienes el día libre para hacer tu vida, lo que te guste. Eso rescato mucho de vivir acá», afirmó.
Igualmente, considera que los habitantes de Dinamarca viven mejor, teniendo en cuenta que varios rankings internacionales lo sitúan como el país más feliz del mundo. «(La gente) No trabaja tantas horas semanales, tiene más tiempo libre para pasar en familia, se juntan mucho los amigos y la familia, buscan panoramas para sentirse acogidos», expresó.
Rodríguez vive en un barrio que compara con Ñuñoa o Las Condes. «Tienes todo cerca, supermercados, estoy a seis minutos de la playa caminando, a cinco de un bosque. Me gusta la calidad de vida, es muy bueno acá. Salir a la calle y no tener miedo a que te asalten no tiene precio», reflexionó.
«Cuando llegué de Chile tenía ese trauma y cada paso que daba acá me daba vuelta para ver si alguien me venía siguiendo. U siempre que subo historias caminando de noche o muy temprano en la mañana, cuando acá está oscuro, y la gente me pregunta si no tengo miedo a que me asalten. Eso no pasa mucho acá», sostuvo.
De igual manera, reconoce que una de las cosas que más le costó de cambiarse de país tuvo relación con la alimentación, ya que el plato fuerte de Dinamarca no es el almuerzo, es la cena. «Yo me moría de hambre todo el día. Acá la cena es fuerte y se come harto, es la comida caliente, entonces me iba a dormir con la guata muy llena, porque no estaba acostumbrada», explicó.
Finalmente, Natalia reconoció que hay un alimento de Chile en específico que le costó mucho dejar atrás. «Olvidarme de la marraqueta me costó, acá no hay ese tipo de pan», manifestó para concluir.