“La Mansión Rossa” se ha transformado en una de la sorpresas más agradables del año televisivo. Vía X tuvo la genial idea de darle la oportunidad a Iván Arenas de desempolvar el traje negro y la peluca rosada para darle vida al entrañable profesor. Junto a él, volvieron Don Carter (Juan Alcayaga) y Guru-Guru (Claudio Moreno) para ser protagonistas de entretenidas aventuras, en un formato muy similar a “El Mundo del Profesor Rossa” de Canal 13, pero con un agregado: ya no va dirigido a los niños, sino que a los adultos de ahora que fueron niños en su época en el entonces “canal del angelito”.
Tenía uso de razón cuando el Profesor Rossa hacía sus primeros dibujos en UCV-Televisión, a inicios de los años 80, y lo veía con frecuencia cuando pasaron a Canal 13, en la época en que participaba el “Tío” Valentín Trujillo y Guru Guru no decía ni “aguere”. Era un programa que combinaba de muy buena manera la entretención y la cultura, con el profesor aportando “trivias» culturales interesantes y de fácil recordación (nunca más me olvidé que las moscas tienen 8003 ojos) y divirtiendo con sus aventuras. Durante más de una década se disputaron con “Cachureos” el favor del público infantil, en una batalla entre dos visiones: la entretención pura y sin complejos, representada por el programa de Marcelo, y la entretención “con valor cultural agregado”, representada por el Profesor Rossa.
Sin embargo, a comienzos de la década pasada, el programa del Profesor Rossa desapareció de pantalla, a pesar de que siempre obtuvo buenos resultados de audiencia. Justo en esa época trascendió en internet el ya legendario “video prohibido”, en el cual aparecían grabaciones del Profesor, Guru-Guru y Don Carter en momentos de relajo entre grabaciones, echando garabatos y haciendo jugarretas de liceano con una gracia y simpatía que serían la envidia de cualquier comediante. Todo un hito en la historia de Internet en Chile, y todo un clásico en la actualidad: al igual que cualquier capítulo del Chavo del Ocho, por mucho que uno se lo conozca de memoria, igual se mata de la risa al verlo nuevamente. Muchos asociaron el fin del programa a ese video, pero según ha señalado el mismo Arenas, fue por un tema de costos (programa muy caro de producir). Creo además que “El Mundo del Profesor Rossa” se vio afectado (al igual que Cachureos) por ese verdadero cataclismo ?????? ??? ???????? que significó la aparición de “31 Minutos”. La televisión para niños en Chile nunca volvió a ser igual después del programa de la productora APLAPLAC. Eso obligó a que los canales cambiaran las estrategias para captar al público infantil, y en ellas el bueno del Profesor Rossa y Cachureos (que del 13 pasó a La Red para luego desaparecer) no estaban incluidos.
En todo este tiempo, Iván Arenas se mantuvo vigente. El “video prohibido”, que pareció hundirlo en un comienzo, dio pie al nacimiento del dúo del “Profesor Salomón y Tutu Tutu”, que en un momento dado fue “el” fenómeno humorístico de Chile, y se mantuvo vigente hasta su sonoro fracaso en el Festival de Viña del 2008. Mientras tanto, Arenas estuvo bajo el alero de la productora de Kike Morandé, para la cual participó en “La Ley de la Selva”. Juan Alcayaga estuvo desaparecido un buen tiempo, y Claudio Moreno subió y bajó de peso, tuvo problemas con las drogas y tuvo una que otra aparición televisiva.
En la “Mansión Rossa” se ven cosas inimaginables en la época de Canal 13: garabatos, tallas de doble sentido, invitadas espectaculares y destapadas (como Andreína Mazzeo Chataing, la guapa actriz venezolana del comercial del «partiste a jugarte un Loto»), etc. Sin embargo, en el espíritu de un programa “para los adultos de hoy que fueron niños ayer” esos detalles encajan perfectamente. Han logrado rescatar la gracia y simpatía del mítico “video prohibido”, transformando lo que parecía inicialmente una traicionera jugada del destino en su mejor carta de presentación. Y, a pesar de todo este condimento cargado a lo picante, el programa se mantiene sano y agradable, y hasta con el profesor entregando cápsulas de cultura de cuando en cuando.
Se echa de menos al Tío Valentín (cuya avanzada edad le impide participar del programa como antes) y esos grandiosos dibujos que hacía el profesor. Sin embargo, lo que muestra “La Mansión Rossa” lo transforma en uno de los mejores programas del año, una muy buena alternativa para terminar el día y en un gran ejemplo de reinvención televisiva. En suma, en una reinvención de culto.