Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra irreverencia significa “falta de reverencia”, donde reverencia significa “respeto debido”. Los irreverentes no dejan indiferentes a nadie. Mientras algunos los rechazan, otros aplauden y admiran sus osadías, en especial cuando la “víctima” de sus ocurrencias tiene el ego algo sobredimensionado, como las personas e instituciones poderosas con excesiva conciencia de su condición.
En sus comienzos, y quizás producto de su origen universitario, la televisión chilena se caracterizó por su excesiva formalidad y apego a la corrección. Se podría decir que el primer irreverente de la TV chilena fue un impetuoso y algo pasado de peso modelista de vestuario llamado Mario Kreutzberger, quien se convirtió en blanco preferido de la crítica televisiva de los años 60 cuando “Sábados Gigantes” daba sus primeros pasos. Posteriormente, llegó la irreverencia intelectual y artística del grupo Ictus y “La Manivela”.
Luego del golpe militar, el margen de acción para los irreverentes disminuyó notablemente, en especial en lo político, con excepción del ya citado Sábados Gigantes y patriadas de algunos humoristas, como Manolo González imitando a Pinochet en el Festival de Viña (“He llegado hasta Tal-Tal”). El arribo del Jappening con Ja en 1978 refrescó la pantalla con su propuesta de reírse de la televisión dentro de la televisión.
A medida que fueron avanzando los años 80, se fue soltando la mano de a poco, aunque no sin polémica. La irreverencia pícara de “Sabor Latino” causó escándalo en su momento, pues en esa época el público no estaba acostumbrado a ver vedettes y humor de doble sentido en pantalla. Con el retorno a la democracia, se fueron ganando espacios de libertad. “El Desjueves” fue uno de los grandes hitos de la irreverencia televisiva de los 90, tanto en el destape sexual como en la crítica política y social. No nos podemos olvidar del gran aporte del canal de la Rock & Pop, de corta vida pero de gran recuerdo y herencia, con programas como “Plaza Italia”, “Plan Z” y “Gato por Liebre”.
Aparentemente, está todo pasando en la TV de ahora. La “irreverencia” se ha apoderado de las pantallas. Sin embargo, si uno analiza más profundamente, podemos encontrar que la mayor parte de la irreverencia es de bajo nivel. Mucho doble sentido, mucha talla de “pelusón” de liceo, pero poco de contenido y de fondo. ¿Es comparable la irreverencia colegial del “Club de la Comedia” con la de “La Manivela” o la de “Plan Z”? ¿Se les puede asignar el mismo mote de “irreverente” a gente como Aldo Schiappacasse, Felipe Avello y Federico Sánchez? ¿Es irreverencia ver a Salfate pegándole agarrones a sus compañeras de trabajo en “Así Somos”?
Echo de menos a alguien como el periodista argentino Jorge Lanata, verdadero ícono de la irreverencia con valor agregado. ¿Quién en Chile se atrevería a tratar de fascista, bruto e ignorante por televisión a un obispo católico, como lo hizo hace algunos meses en su excelente programa DDT, en el Canal 26 de su país? Con todo, hay gente que ha dado interesantes muestras de irreverencia con neuronas:
Stefan Kramer: lo de la reciente Teletón, riéndose del presidente Piñera en su propia cara y caricaturizando a Don Francisco como mafioso, era algo impensable hasta hace poco. Su inconmensurable talento le permite pasarse de revoluciones, como sucedió en “Halcón y Camaleón”, cuando no dejó títere con cabeza.
Aldo Schiappacasse: Desde hace mucho tiempo conocíamos su notable manejo de la ironía. En su Late Show “A tu día le falta Aldo” simplemente se ha lucido, haciendo gala de una notable capacidad para reírse de sí mismo. El inicio de su programa de hace dos semanas, donde salió diciendo con mucha seriedad que la línea de programación de Canal 13 no iba a cambiar con la nueva administración, para luego sacarse la camisa dejando al descubierto la guayabera que se trajo de Isla de Pascua, y ponerse a bailar “Lady” de DJ Méndez acompañado de algunas modelos con minifalda, al más puro estilo “Yingo”, es realmente de culto.
Federico Sánchez: Es una delicia verlo en “City Tour” haciendo crítica de arquitectura y urbanismo de manera asertiva, diciendo sin rodeos lo que le parece mal, pero con harto sentido del humor. Además, ha sido un gran partner para Aldo en su programa.
Los Difamadores: Grupo salido de la Internet que, con pocos recursos y mucho ingenio, se ha ganado un espacio con su crítica social y política sin tapujos. Son todo un hit en las redes sociales y están ganando respetabilidad en la TV abierta.
Pablo Zamora & Kurt Carrera: Luego de su fracaso en el Festival de Viña, la dupla de Los Hermanos sin Dolor, Salomón & Tutu-Tutu y otros ha logrado reinventarse. Aunque a los familiares y fans del difunto Jorge Guerra les moleste, “Po Pin” es una verdadera oda a la irreverencia. Tomaron a un personaje casi sacrosanto de la TV chilena como “Pin Pon” y crearon una de las más hilarantes y ácidas parodias de la historia de la TV chilena.