La provocativa canción que representará a Chile en la Competencia Internacional de Viña 2025 ha sacado ronchas en el mundo conservador, al punto que el Cardenal Arzobispo de Santiago la ha calificado de “blasfema”. Una polémica que es pura ganancia desde el punto de vista mediático para su intérprete Dani Ride.
Una canción autobiográfica. “Infernodaga” relata las vivencias del joven músico y youtuber chileno Dani Ride, quien tuvo que lidiar con un ambiente marcado por la discriminación y la toxicidad emocional en el entorno evangélico donde vivió sus primeros años, debido a su homosexualidad. La canción se podría describir como un pop electrónico muy bien logrado, del estilo de las que compiten en el Festival de Eurovisión, con una letra cargada de metáforas en donde deja claramente establecida su posición como activista LGTBIQ+.
Un videoclip provocativo a más no poder. Su propuesta audiovisual (de muy buena factura, hay que decirlo), es un compendio de todos los “clichés” que le sacarían ronchas a los creyentes más fieles: contexto de un funeral en lo que parece una capilla católica; la madre de Dani, interpretada por Alejandra Fosalba, diciendo “prefiero un hijo muerto antes que un hijo homosexual”; un sacerdote con cara de pocos amigos; un órgano de iglesia sonando al inicio de la canción; Dani Ride maquillado, vestido de blanco y con una corona de espinas en la frente cantando, bailando y besándose con su pareja delante de un cruz; Biblias quemándose; un arcoíris encima del altar; la rapera Mariel Mariel disfrazada de Virgen María.
Una provocación exitosa. El éxito de un provocador es, valga la redundancia, provocar, y su fracaso no es el rechazo, sino que la indiferencia y la irrelevancia. Dado esto, Dani Ride cumplió su cometido con creces. El primero en escandalizarse fue el concejal del Partido Republicano de Viña del Mar Andrés Solar, y a poco andar se sumó el candidato presidencial de ese partido José Antonio Kast. Pero cuando logra que el ultra conservador Obispo de San Bernardo Juan Ignacio González y, en especial, el Cardenal Arzobispo de Santiago Fernando Chomalí se sumen al coro de indignados y acusen la canción de ”cometer blasfemia”, lo único que cabe decir es: “¡chapeau!”. Ese logro vale mucho más que la Gaviota de Plata que aspira a ganar en Viña.
Un hecho curioso. Dani Ride proviene de un entorno cristiano evangélico, por lo que uno puede asumir que los dardos de la canción apuntan a dicha denominación religiosa. Sin embargo, al menos a la fecha de este artículo, TODAS las quejas en torno a “Infernodaga” provienen de gente ligada a la religión católica, ya sea obispos o creyentes. No he visto a ningún evangélico rasgando vestiduras, lo que no deja de ser llamativo. La única explicación que se podría dar a este hecho es que las referencias religiosas del videoclip son mucho más cercanas al mundo católico que al mundo evangélico.
La provocación es parte de la música (y del arte). “Infernodaga” no es la primera ni será la última canción que usa referencias religiosas de una manera incómoda para los creyentes. La lista es interminable: Madonna en los años 90 del siglo XX, Iron Maiden, Marilyn Manson, etc. Está el recordado video de “Hijos de la Tierra” de Los Jaivas, muy cuestionado en su momento por aludir a La Última Cena; la genial “Jesus, He Knows Me” de Genesis (para mi gusto, la mejor canción de Phil Collins en toda su carrera), con su sarcástico videoclip donde hicieron pedazos a los tele-evangelistas gringos de los años 80 y 90, y que fue notablemente versionado por la banda metalera sueca Ghost; el musical “Jesucristo Superstar” en sus diferentes versiones, muy cuestionado en su momento; Mon Laferte, que en el video de “Tu Falta de Querer” aparece vestida de blanco y llevada en andas por las calles de un pueblo como si fuera una estatua de la Virgen María en procesión, y que, en su provocativo videoclip de la canción “Tenochtitlán”, del álbum “Autopoiética” aparece desnuda y puesta al revés en una cruz mientras recita el «Dios te salve María»; hasta la adorable banda metalera japonesa BABYMETAL incluye, en algunas de sus versiones en vivo de su canción “Babymetal Death” una performance donde la vocalista Su-Metal es crucificada.
Solamente queda el “derecho a pataleo”. Si estuviéramos en los años 90, y en vez del Cardenal Chomalí el reclamante fuera el obispo Jorge Medina, tengo la certeza que el asunto no habría quedado en la mera queja. Estoy seguro que Medina haría lo posible y hasta lo imposible para que “Infernodaga” fuera excluida de la competencia internacional del festival, tal como lo hizo exitosamente para evitar el concierto de la banda británica Iron Maiden en esa época. Que a personeros católicos les molesten las alusiones irreverentes a símbolos religiosos en canciones no es ninguna sorpresa. En eso las cosas no han cambiado. En lo que sí hay cambios es que, por obra y gracia de Fernando Karadima, Renato Poblete, el obispo Barros y otros, al episcopado chileno le siguen pasando factura por su (en el mejor de los casos) negligente actuar respecto de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica chilena. Su credibilidad está por los suelos, ya no son el “poder fáctico” de antaño, perdieron piso ético y moral, y ya no están en condiciones de emular a Medina. Pueden reclamar, y están en su derecho, pero no pueden ir más allá de eso, aunque quisieran.
El primer gran desliz de Chomalí. El flamante Cardenal, un hombre culto, preparado, inteligente y que ha dado muestras de ser todo un “animal de poder”, se equivocó rotundamente en esta pasada. Se involucró en un tema menor, en el cual no está en condiciones de ir más allá de la queja, y donde, en los hechos, terminó siendo el mejor agente de publicidad gratuita que pudo tener Dani Ride. Le regaló resonancia mediática a una canción que de otro modo tendría el mismo destino que (casi) todas las que compiten en Viña. Así como el más feliz con las polémicas en torno a los movimientos pélvicos de Elvis Presley en los comienzos del “Rey del Rock” era su manager, el Coronel Tom Parker, me imagino que el cantante y su equipo se están sobando las manos con todo esto, y de paso, el Comité Organizador de Viña 2025 también, pues pone en boca de todos las competencias.
Ojo con Dani Ride en Viña. Cabe recordar que las competencias en Viña han adoptado desde hace muchos años el formato de la competencia de Eurovisión, en las cuales las presentaciones de canciones en competencia son verdaderas “performances”. Si, en sus presentaciones, Dani Ride insiste con las referencias religiosas del videoclip, podríamos tener una polémica de aquellas durante el evento.