La televisión se prepara para tiempos de vacas flacas. Afortunadamente, los canales están prevenidos desde la anterior crisis económica, cuando la estrechez económica limitaba las raciones de “Viva el Lunes”: se acabaron los estelares fastuosos de etiqueta, buenas maneras y grandes artistas; se acabaron los divertimentos populares con cierto presupuesto, como “Venga Conmigo”; se acabaron las teleseries con vastos elencos y amplios exteriores.
En diez años, la televisión se volvió económica en Chile. El panorama más crítico desde la Gran Depresión forzará a los medios a recortar gastos, hacer malabares con los presupuestos y —en lo posible— rellenar sin que se note demasiado.
Viva la lata: La vuelta al programa envasado (léase “latas”) colonizando las franjas horarias. Este verano, TVN sacó las latas más baratas del mercado para poblar sus tardes: sus teleseries añejas. Cuando se agotaron aquellas latas, dispusieron de “Gata Salvaje”, inverosímil soap opera latina con la sobreactuación estelar de Marlene Favela y la participación del varadero actoral centroamericano.
Desde ya, acostumbrémonos a eternos capítulos de teleseries. También habituémonos a una masiva importación de series gringas emitidas a razón de dos episodios diarios y hartos comerciales; para que cunda. Si la serie gringa salió cara, véndala de culto y llévela al horario estelar una vez por semana. Si no hay mucho presupuesto, eche mano a la nostalgia del televidente con “La Pequeña Casa en la Pradera”.
Canal 13 no tiene a la familia Ingalls, pero sí a “Los Simpson”. Los habitantes de Springfield son transmitidos por docenas de emisiones al día, habiendo una barra fiel capaz de soportar esas largas maratones; fanáticos capaces de recordar escena por escena un capítulo, por lo cual el canal les ahorra la obviedad y pasa episodios mutilados.
Franjeados estirados: Los programas franjeados empezarán a alargarse en la duración, cumpliendo un mínimo de noventa minutos por cada emisión. Si no dispusiere del tiempo, rellénese con anécdotas irrelevantes y segmentos sacados de otras latas.
“Sin Vergüenza” roba con “Jackass” y virales de Youtube; “Mira Quien Habla” resulta capaz de estirar un cahuín por más de una hora; el zoológico “Yingo” pone a todos sus animales a interactuar, siendo registrados con espíritu Nacional Geographic, y “Calle 7” puebla sus minutos transmitiendo concursos tras concursos y mucho de nada.
El mayor ejemplo de prolongación artificial ha sido “Alfombra Roja”, portavoz de la farándula blanca, material escaso por estos días. Los únicos incidentes de nuestras múltiples personalidades están reñidos con la línea editorial, una línea de farándula blanca para un país que todavía no conoce The Sun. Ergo, la solución ha pasado por repetir “Video Loco” © casino online 1993.
Common people: Está en boga el discurso prosumer. Los canales harán eco de esta tendencia e invitarán al chileno promedio a formar parte de los procesos relevantes de la maquinaria. El nombre que yo (no) puse ha sido el primer paso.
Tiempo propicio para duelos entre colegios como “Extra Jóvenes”, si es que CHV no opta por retransmitir los tiempos núbiles de Camiroaga y Salosny. Asimismo, será hora de programas de concursos para desempleados con apuros económicos. Nada de concursos de elitista conocimiento; ahora se tratará de democrática habilidad. El tetris humano que está congelado en algún canal, será sacado del freezer a lo largo de este año.
Quiero ser famoso: La crisis económica cumplirá los sueños de fama del chileno promedio figurón. Si no existiera un auge de los chicos reality —los canales no destinarán amplias sumas de dinero a un producto de destino incierto—, se optará por figuras improvisadas de alguna imitación de “Yingo”.
La farándula B será derribada cuando suban sus egos y sus pretensiones salariales. Para entonces, las discotecas faranduleras organizarán concursos de belleza para best online casino crear a la nueva figura mediática. Una degeneración del Miss 17, donde una canasta de la Casa Pichara reemplazará el auto cero kilómetro. No saldrán especimenes muy atractivos, pero por la mitad del dinero harán el doble de figuraciones públicas y escandaletes. En adelante, los populáis serán los próximos modeláis.
Área traumática: Las teleseries serán escritas de forma tal que funcionen como soap opera. Si resultan exitosas, serán más fáciles de alargar. Constarán con pocos personajes, todos relacionados. Se desarrollarán principalmente en lugares de trabajo, ahorrándose el trabajo en exteriores. Los actores podrán realizar trabajos paralelos, los horarios de trabajo se acortarán y la memorización de parlamentos correrá por cuenta de un apuntador.
Las innovaciones en el área (es decir, series) ocurrirán siempre que estén financiadas por un fondo del Gobierno de Chile y los canales estén seguros que no arriesgarán un veinte a menos que el programa reditúe. Cualquier intento de algún canal por emitir de factura propia sin subvenciones estará relacionado con la compra de un libreto gringo. (A menos que “Mis Años Grosos” fracase en rating. Si así ocurriera, los canales estimarán que no habrá tiempo para producir y mantener en pantalla programas fallidos.)
¡Me saqué la lotería!: “1810” resultó ser el fenómeno televisivo del verano. Las Últimas Noticias, nuestro barómetro de las tendencias masivas, lleva en portada los principales hechos del reality. Las desventuras de la todopoderosa Angélica son las conversaciones de sobremesa.
¿Qué viste anoche? “1810”, durante más de tres horas seguidas más esos eternos comerciales. Cuando un canal encuentra la gallina de los huevos de oro, deberá obligadamente a estirar la emisión del programa cuantos minutos pueda, además de aprovechar todas las ventanas disponibles para hacer sobremesa televisada. La gallina debe rendir la mayor exposición posible.
La optimización de tiempos se corona aplicando la bien ponderada lata, introducida como elemento telonero, imitando la lógica de los grandes conciertos. En los últimos días, Álvaro Salas (© 1998) ha oficiado de telonero para el reality. Próximamente serán los chascarros de teleseries, una selección de “Medio Mundo” o los mejores momentos de “Sábados Gigantes”.
De ahora en más, cualquier gallina de los huevos de oro será alargada hasta el hartazgo y taloneada hasta lo soportable. Y los canales estarán obsesionados por encontrar una gallina con la cual cubrir exitosamente la cuarta parte de las horas diarias de transmisión.