Cumplir las expectativas de otros puede generar mucho estrés. Más todavía si aquellas se refieren a cumplir con los cánones de belleza predefinidos, aspecto que afecta de mayor manera a quienes trabajan en el espectáculo, el cine y la televisión, en donde la imagen puede ser sinónimo de éxito y roles protagónicos.
El fenómeno, que afecta especialmente a las mujeres, está intentando ser derrotado a través de la campaña “body positive”, sin embargo, no son pocas las actrices que siguen luchando por salir de esa vorágine de «cuerpos perfectos» que las mantiene en una angustia constante. Una de ellas es Megan Fox, quien recientemente contó a la edición británica de la revista GQ que padece de distrofia corporal y es presa de inseguridades profundas que explicarían sus continuos cambios faciales y corporales.
La revelación surgió luego de que la periodista le consultara si por ser “tan hermosa e inteligente” intimidaba a muchos hombres. La respuesta fue decidora: “Las apariencias engañan. Podemos mirar a alguien y pensar: ‘Esa persona es tan hermosa. Su vida debe ser muy fácil’. Lo más probable es que no se sienta así”, expresó.
Sobre su enfermedad -que alude a un trastorno mental que lleva a que una persona tenga una imagen negativa de alguna parte de su cuerpo, aún cuando aquello no sea así, transformándose en una obsesión para el afectado- la actriz estadounidense no dio mayores detalles, aunque reconoció que, en parte, ella ha sido la culpable de esa situación.
“Creo que me había metido en mí misma -o había permitido que otras personas me metieran- en esta caja extraña en la que no encajaba bien, donde por mucho tiempo no viví mi propia vida siendo yo misma… esas partes más excéntricas o extrañas que no se correspondían con mi familia o con Hollywood”, señaló.
Sin embargo, ya en otras ocasiones Fox había detallado cómo el tema físico la había impactado desde su niñez. “Nunca fui la chica hermosa de mi escuela. Tenía frenillos y teñí mi cabello de naranja… No era la chica popular… Siempre fui la solitaria”, dijo en 2011 a Hollywood Reporter. En tanto, el 2019 declararía a Entertainment Tonight que quería desaparecer de las cámaras y fans. “No quería tomarme una foto, estar en una revista, caminar sobre la alfombra, no quería que me vieran en público por el miedo y la creencia, y la certeza absoluta, de que se burlarían de mí, o me escupirían, o alguien me gritaría, o la gente me apedrearía o me atacaría por solo estar ahí afuera… pasé un momento muy oscuro después de eso”.
Sin embargo, quien fuera definida en 2009 como un símbolo sexual tras el estreno de la película “Jennifer´s Body” (o “Diabólica Tentación”), hoy dice encontrarse en el mejor momento de su vida profesional y sobre todo personal. Tras separarse el 2020 del actor Brian Austin Green, actualmente está en pareja con el músico Machine Gun Kelly, a quien agradece su apoyo en la superación de sus problemas emocionales, ayudarla a trabajar en su percepción personal y sentirse más cómoda, además de considerarlo su ‘alma gemela’.