Una linda y estrecha relación es la que tiene Gonzalo Egas con Noah, el hijo de la actriz Wilma González, a pesar de que dejaron de ser pareja el 2017.
De eso justamente conversó el deportista en la última edición del programa “Podemos Hablar”, donde aseguró que al niño lo ve como si fuera suyo. “Es mi hijo. El apellido me molesta a veces, el biológico, me molesta no con la persona, con la nomenclatura. Así como madre hay una sola, padre hay uno solo. Progenitor puede ser cualquiera. Creo que padre es el que cría”, explicó en la oportunidad.
Lo cierto es que la pareja, aún tras el quiebre, comparten la custodia del pequeño. De este modo, es Egas quien lo cuida la mitad del tiempo y lo lleva diariamente al colegio.
“Noah, en mi vida, fue como una especie de renacer (…) Mi vida tenía sentido, pero en un sentido bien simplón: ir a la pega, cumplir, poder gastar en lo que quería, todo lo que haría un muchacho de 38 años solo. Nada importante, nada trascendente”, confidenció.
Pero todo cambió con la llegada de Noah a su vida. “Cuando lo conocí, se comenzó a generar un vínculo que, pese a la separación con Wilma, se ha reforzado”. Y cuando se le preguntó sobre el porqué de ese lazo tan potente con el niño, el ganador del reality La Granja dice que no sabe realmente si es generosidad. “Es tanto lo que me retribuye a mí, que a veces pienso que lo hago por mí mismo. A veces me dicen: salgamos y prefiero quedarme (en la casa) con Noah. Disfruto y me retribuye tanto. Tiene que ver con que no tuve un padre presente cuando era chico”, comentó Egas emocionado.
Durante la conversación con los otros invitados, también reconoció la importancia de que las relaciones de pareja deben ser igualitarias. “Esto a lo mejor les va a sonar sexista, pero es súper realista: muchas veces los papás descansamos en la mamá respecto de cosas que no debiésemos descansar, en términos de la crianza. Y una vez separados con Wilma, me enfrenté a cosas que antes ella hacía, como la comida”.
El asunto del apellido es un tema a que a Gonzalo Egas le da vueltas. Entonces relató una anécdota. “Nos pasó algo muy loco. Hace poco estábamos conversando y Noah me pregunta: ‘papá, por qué tengo otro apellido?’. Y fue como: ‘llegó el día’ y ‘qué le digo, qué le digo’ (…) Y le dije: ‘¿Estai seguro que quieres saber? ‘Sí, quiero saber’, y apagó la tele, se sentó en la cama, se cruzó de piernas y me dijo: ‘dale’. Y le expliqué”. Con lenguaje biológico infantil, le contó que él no había puesto “la semillita en la mamá”, pero que cuando lo conoció, se dio cuenta que siempre iban a estar juntos. “Ahí se emocionó harto, le dio un poco de pena al principio. Le intenté explicar el afecto, fue un momento súper emotivo y también liberador para mí, de poder decírselo, porque además nunca se lo negamos, nunca le mentimos, nunca le inventamos una de vaqueros, y la respuesta que me dio fue que quería llamarse Noah Egas”, terminó contando el entrenador físico muy emocionado.