La noche de este jueves se emitió el decimotercer episodio de la 17ª temporada, titulado «Good As Hell», y que giró en torno al delicado estado de salud que atraviesa la protagonista pese a haber superado el COVID-19.
El nuevo capítulo de «Grey’s Anatomy» marcó un antes y un después en lo que ha sido la trama marcada por la pandemia. El eje central en la historia ha sido la situación de Meredith (Ellen Pompeo) tras contagiarse del virus, y aunque se buscan respuestas a tantas preguntas, la cirujana enfrentaba un conflicto en su subconsciente.
Mientras estuvo sedada y bajo ventilador mecánico, la mente de la doctora creó un limbo, espacio entre la vida y la muerte, donde logró reencontrarse con su fallecido esposo Derek (Patrick Dempsey), con su amigo George (T.R. Knight), además de su hermana Lexie (Chyler Leigh) y el querido Mark (Eric Dane).
Esto provocó que Grey comenzara a sentirse cómoda al no tener preocupaciones, sintiéndose libre y en paz por quienes lo acompañaban. Y aunque ellos le recordaron que debía volver, llegó a un punto en que tuvo que tomar la decisión de quedarse o abrir los ojos para mejorar.
Por el lado médico ya se había hecho de todo y solo quedaba esperar. Para apurar las cosas llevaron a Zola (Aniela Grumbs), marcando así un reencuentro entre la madre y la hija. En este limbo, Derek finalmente se despedía del amor de su vida, dejándole claro que donde esté ella, va a estar él.
De esta forma, Meredith decidió despertar del profundo sueño en el que se estaba para reencontrarse con sus hijos y protegerlos por el resto de su vida.
Fuera de su habitación, Richard (James Pickens Jr.), Maggie (Kelly McCreary), Amelia (Caterina Scorsone), Bailey (Chandra Wilson), Teddy (Kim Raver) y Winston (Anthony Hill) celebraban su regreso.
El próximo capítulo se emitirá el jueves 6 de mayo y marcará el regreso de April Kepner (Sarah Drew) a la serie.