Según un libro de reciente publicación titulado “Butts: A Backstory” (algo así como “Trastes: Una historia de fondo”), la periodista estadounidense Heather Radke analiza el hecho de que en la cultura contemporánea existe una obsesión con el trasero femenino.
La autora apunta incluso al año 2014 como el momento culminante de este fenómeno, con un auge de belfies (selfis de traseros), twerking y la fascinación de celebridades con esta parte de su anatomía por parte de personajes como Nicki Minaj o las Kardashian.
En lo mismo cayó la rapera Cardi B, quien durante sus 30 años ha pasado por el quirófano muchas veces para retocar su cuerpo, incluyendo una gluteoplastía (aumento de volumen del glúteo mediante la infiltración de grasa) a temprana edad.
“Cuando tenía 20 años, empecé a trabajar en un club de striptease urbano. Y en los clubes de striptease urbano tenías que tener un culo grande”, ha contado la cantante. “Me sentía insegura. Me retrotrajo al instituto. Así que me operé el culo”, agregó.
Sin embargo, una década más tarde Cardi B llegó a la conclusión de que aquello había sido un error y procedió a retirar sus implantes de glúteo.
“En agosto me operé y me quité el 95% de mis biopolímeros… Son inyecciones en el culo. Fue un proceso realmente loco”, relató la intérprete de WAP a sus 140 millones seguidores durante un directo en su cuenta de Instagram.
Además, aprovechó de enviar un mensaje a las jóvenes que se sientan tentadas a adoptar la misma decisión que tomó ella años atrás: “Todo lo que voy a decir es que si eres joven, si tienes 19, 20, 21 años, y te ves demasiado delgada, y estás como ‘OMG no tengo suficiente grasa para poner en mi culo’; no recurras a las inyecciones”, advirtió.
Lo cierto es que la artista neoyorquina -que en 2019 se convirtió en la primera mujer en solitario en ganar el Grammy al mejor álbum de rap- es una verdadera experta en cuanto a intervenciones estéticas. Ella misma ha confirmado que se realizó una rinoplastía, dos aumentos de pechos y una liposucción en 2019 tras el nacimiento de su primera hija.
Incluso reconoció que en 2014 se colocó unas inyecciones ilegales de silicona por 800 dólares en un sótano… Pero Cardi B no es crítica con estas operaciones ni se avergüenza de ellas: en 2021 dijo que la hacen sentir más segura de sí misma. Pero recomienda investigar en profundidad cómo y dónde hacérselas.