No puedo partir esta columna sin disculparme por este mes de ausencia, pero Mister Clarsh esperaba igual que todos la gran «Guerra de las Teleseries Vespertinas» entre cuatro canales… pero justo se bajó una y justo la que tenía un galán digno de comentar.
Porque un «galán» es el motor de una teleserie, el príncipe azul que toda señora anhela tener en su casa y no para que le pague las cuentas precisamente… pero existe uno que a mi juicio batió varios récords: el que más ha montado animales, el que más se ha vestido de época y el que más veces ha interpretado a burgueses y gays. ¿Adivinan de quién estoy hablando?
Ricardo Fernández es para Sabatini lo que Johnny Depp es para Tim Burton: su regalón. Remontémonos al año 2000 en donde director y actor trabajan juntos por primera vez, cuando su cara de niño bueno/pavo/virginal lo hizo interpretar al noble Sebastián Domínguez, aquel idealista joven que enamora a María Salomé y a cuanta mujer sintonizara TVN en horario vespertino. En «Romané», sus familias se odiaban, pero «Seastián» luchó y luchó hasta que levantó la carpa gitana y logró quedarse con su amor prohibido.
Al año siguiente, el Chris O’Donnell criollo vuelve al norte, ahora vestido como Humphrey Bogart para interpretar al joven Maximiliano en «Pampa Ilusión», que se enamora de la novia de su mejor amigo mientras la sal del norte le iba petrificando su registro actoral, dejándole esa eterna cara de eterno adolescente acumulado. El 2002 vuelve Sebastián, pero con otro nombre y con dreadlocks, permutando a la gitana por una trapecista, pero como es lo mismo de siempre, omitiremos «El Circo de las Montini», sabí.
Al año siguiente cambió la cosa, ahora sigue siendo el «mino», pero tirando pinta en un camión de basura en «Puertas Adentro», hip hopeando en las calles y vistiendo una polera que hasta el día de hoy TVN utiliza en sus producciones pobres. Atrás quedaron los apellidos de alcurnia y los buenos modales, llegó el Jonathan, y Fernández, por cuarta vez consecutiva, tiene un amor imposible. Ya no es la raza ni la familia, es la clase social, pero bueno, ¡qué me sorprende si es teleserie la cuestión!
El 2004 vuelve a una producción de época, «Los Pincheira», en dónde retoma al joven idealista… a veces siento que hablar de Fernández es como caminar en círculos, siempre llego al punto de partida… En fin, ¡ya!, para hacerla corta, Ignacio Sotomayor se enamora de la única mujer de la forajida banda y se les une, vuelve a cabalgar y utiliza armas de fuego. Y no se baja del caballo, pues el 2005 interpretó al huaso Diego enamorado de una bella donna en «Los Capo»… ¡Ni Shakespeare tenía tanto amor imposible!… Bueno, seamos justos, si en los Altazor estuviera la categoría «Cinco años en lo Mismo», la habría ganado.
Llega el 2006, y ante el fracaso del año anterior, Sabatini tira toda la carne a la parrilla con «Cómplices», en donde por primera vez se mostrará «realmente» la cotidianidad de una pareja homosexual, según el mismo director. Aquí el actor interpreta a Javier, un veinteañero con canas enamorado de Néstor Cantillana, y debe fingir una relación heterosexual para satisfacer/estafar a un gringo excéntrico con acento de dibujo animado del viejo oeste. De aquí en adelante se comienza a abrir el abanico, ya que le sigue un antagónico en «Corazón de María» y un secundario en la triste y olvidable «Viuda Alegre».
Llega el 2009 y TVN comienza a transmitir «Los Exitosos Pells», dándole la oportunidad de interpretar su primer protagónico e interpretando dos personajes, un animador de televisión gay y un actor idéntico que debía suplantarlo. Acá, en una sola teleserie, se reunirían las dos teclas que había tocado hasta ese entonces: el chico gay y el buenito que se enamoraba de un imposible.
Al año siguiente, la grúa de Chilevisión lo lleva al área dramática iniciada y catapultada por Coca Gómez, esta vez en manos de Sabatini, quien elige a su hijo pródigo para encarnar al histórico Manuel Rodríguez. Pareciera que todo lo anterior fue una gran preparación para este mítico personaje. Fernández ya en era un experto cabalgar, disparar, actuar y poner cara de idealista acumulado al mismo tiempo. Su próximo rol fue el perverso Fernando en «La Doña», con un corte sopaipilla y un aro, algo que se llevaba en XVII. Atrás quedó aquel joven de Mejillones, atrás quedó «Por Amarte Así», ¡atrás quedó todo!… El canal tiene en sus filas estables a un actor versátil… Pero ay no, llega «La Sexóloga»…
A ver, si algo bueno tuvo esto era la canción principal y el elenco. Acá nuestro actor retrocede actoralmente seis años interpretando a un heterosexual amanerado que es objeto de deseo de su suegro. Culparemos a la coca… Gómez… el cabro ya demostró que es versátil y que te hace de malo y de bueno, así que el 2012 digamos que tuvo un paréntesis y pasemos de inmediato a «Graduados», la teleserie que en donde hasta a Delfina Guzmán le hubiesen puesto jumper, Fernández vuelve a formar parte del triángulo amoroso principal, el metrosexual Pablo Flores. No era ni malo ni bueno. Era no más.
Habrá que esperar a ver con qué nos sorprende en «Buscando a María», la teleserie que debía empezar ahora y que tal vez le hubiese ganado a las insufribles «Caleta del Sol» y «Valió La Pena». Confío de corazón en que Ricardo dejó atrás a Sebastián y aprendió a no caer en el vicio recurrente de muchos actores de quedarse en la comodidad de actuar siempre igual (Cc: Cristian «Monito» Arriagada ).
En mi próxima columna hablaré sobre nuestra Victoria Ruffo chilensis, la huasa Carmona que en vez de chupalla se ponía bótox, la regia que hoy parece nieta de Mayte Rodríguez, la gran ¡Carola Arruga!… Arregui, digo.