El fallecimiento este viernes a los 99 años del duque Felipe de Edimburgo ha traído a la memoria múltiples anécdotas, de todo tipo, asociadas a la larga vida del marido de la reina Isabel II de Gran Bretaña, algunas bastante incómodas para la corona británica.
Una de ellas, vuelta a difundir a propósito de su muerte por medios como Infobae y la revista Gente, alude a los rumores acerca de una historia de un amor prohibido entre el príncipe Felipe y una argentina de alta sociedad.
La relación habría comenzado en 1962, cuando la pareja real visitó Argentina por razones protocolares y se hospedó durante algunos días en una estancia llamada La Concepción, lugar donde disfrutaron de la naturaleza y Felipe pudo jugar al polo. En ese lugar, además, conoció a la propietaria, Malena Nelson, viuda de Silvestre Blaquier, parte de una de las dinastías más ricas del vecino país, y madre asimismo de nueve hijos.
Según allegados, el duque de Edimburgo se enamoró de la que era una bella y elegante mujer de 46 años, quien luego se transformó en una visitante habitual del castillo de Windsor, residencia habitual de los soberanos. Sin embargo, para el libro “The Royal” la biógrafa norteamericana del duque, Kitty Kelly, conversó con Malena Nelson y cuando abordó el tema de los rumores de un romance su entrevistada afirmó que se trataba de “un disparate”.
“Felipe de Edimburgo vino a la estancia por el polo y yo siempre fui a Windsor por el mismo motivo”, señaló. “La única pasión que comparto con el príncipe es la cría de caballos de polo”, agregó.
Pero testigos de aquellos años afirmaron haberlos visto juntos y solos “más de una vez” y en en la alta sociedad argentina el amorío sería un secreto a voces. Por otro lado, una de las nietas de la aristócrata, la diseñadora Concepción Blaquier, no lo desmintió.
“Tengo millones de anécdotas de La Concepción. La historia que más recuerdo, que escuché durante mi infancia, es la de la visita del príncipe Felipe en los años 60, que tuvo un affaire con mi abuela. ¡Si esas paredes hablaran…! Bueno, en realidad no sé si mi abuela tuvo de verdad un romance con el duque, tampoco nadie lo va a confirmar… Pero esa historia, sea cierta o no, ya es leyenda”, comentó tiempo atrás en una entrevista.
Las infidelidades de Felipe de Edimburgo ayudaron a que el mito creciera. El marido de Isabel siempre estuvo rodeado por rumores sobre la existencia de varias amantes, incluyendo a Daphne du Maurier, cuyo marido trabajaba en su oficina, su amiga de la infancia Hélène Cordet, madre de uno de sus ahijados, y Pat Kirkwood, una estrella de musicales.
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