Desde que a partir de 2008 su papel como Bella Swan en la saga “Crepúsculo” la lanzara definitivamente a la fama, Kristen Stewart debió lidiar a regañadientes con el interés de los medios y el público sobre su vida privada y, en especial, sus relaciones románticas.
El primer trago amargo ocurrió al convertirse en foco de atención cuando fue pareja durante algunos años con Robert Pattinson, su compañero de rodaje en “Crepúsculo”. Pero la cosa adquirió ribetes mucho más desagradables para ella en el momento en que comenzó a salir abiertamente con mujeres. Este episodio marcó a la actriz durante años y también condicionó la forma como la veían sus seguidores.
De ello habló con la directora de cine Clea DuVall para la edición estadounidense de la revista InStyle. Con DuVall filmó su último proyecto, “Happiest Season”, película que justamente aborda la relación homosexual de sus dos protagonistas.
Stewart interpreta a Abby, una joven que va a pasar las vacaciones de Navidad en casa de su novia, Harper (interpretada por Mackenzie Davis), oportunidad que piensa aprovechar para proponerle matrimonio, pero al llegar se da cuenta de que la familia de Harper no sabe que es gay.
Consultada por la directora sobre sus sensaciones al leer el guión, la intérprete reconoció que la hizo adentrarse en los aspectos más complejos de lo que fue su propia realidad. “Nunca sentí una vergüenza terrible, pero mi situación tampoco fue muy diferente de lo que se vive en esta historia”, señaló.
Stewart asegura que no quiere hacerse la víctima ni “agrandar” su propio dolor, “porque sé que el dolor de otros muchos fue muy grande”, pero afirma que “vivir en este mundo, ser gay, son cosas que generan un dolor constante”. Y agregó:
“La primera vez que salí con una chica, me preguntaron inmediatamente si era lesbiana. Y fue como ‘Dios mío, tengo 21 años’. Sentí que quizá había cosas que habían herido a las personas con las que había estado. No porque me sintiera avergonzada de ser abiertamente gay, sino porque no me gustaba entregarme al público de esa manera. Lo sentía como un robo”, recordó.
También reconoció que en ocasiones se sentía atrapada por la constante presión mediática. “En ese período de tiempo me sentí como si estuviera enjaulada. Incluso en mis relaciones previas, que eran heterosexuales, hicimos todo lo posible para que no nos fotografiaran haciendo cosas, cosas que entonces ya no serían nuestras. Así que creo que la presión añadida de representar a un grupo de gente, o de representar a la homosexualidad, no era algo que pudiera llegar a comprender entonces.
La actriz señala que recién ahora es capaz de verlo en retrospectiva y llegar a valorar de alguna forma esas vivencias. “Pero entonces, en aquel momento, habría sido como: ‘No, si estoy bien, mis padres lo llevan bien, todo está bien’. Eso es una mierda. Fue duro, fue raro (…). afectaba a mi familia y a otra gente. Ellos también estaban viviendo sus propias experiencias”, añadió.