Entre los personajes de la actual nocturna de Mega hay uno que se ganó el corazón de las redes sociales. Y es que la encantadora interpretación que José Antonio Raffo ha hecho de Lizardo Gaete, el «Cabeza», logró conquistar a todos los seguidores de «Amar Profundo».
En conversación exclusiva con Fotech.cl, el actor se refirió a cómo construyó al bondadoso pescador, habló de las distintas temáticas que toca la teleserie y, además, adelantó la crisis que habrá en su entrañable amistad con el personaje de Fernando Godoy, su mejor amigo y «héroe», por el amor de su «Damona» (Magdalena Müller).
La caracterización que hiciste de Lizardo es muy particular, ¿cómo la preparaste?
Fue una unión de factores. Nosotros siempre tenemos un proceso de lectura antes de empezar la grabación de una teleserie y es ahí cuando empiezan a aparecer los palafitos para el puente, uno empieza a visualizar cuáles son aquellos lugares que a uno le pueden servir para dar a luz un personaje con el espíritu que necesita. A propósito de las lecturas empecé como a pispar algunas características que al final disipan en el Lizardo que vemos hoy en pantalla y estas características son la ingenuidad, la bondad, el compañerismo, la lealtad, la fe hacia lo divino, la esperanza en Dios, las buenas intenciones, en fin. También nos dan a conocer un pasado, un presente y un futuro del personaje, y a propósito de eso uno va encontrando que pueden haber ciertas características especiales que pueden contar esta historia con mayor belleza y fue así que llegué a este «problema fonoaudiológico», que no sólo le da una ternura y un divertimento adicional a Lizardo, sino que devela por qué ha sido siempre tan tímido, porque obviamente en su pasado hubo sufrimiento social por este pequeño defecto, por llamarlo de alguna forma. Desde mi punto de vista, como actor, que me gusta mucho hacer caracterización, además, me parece que se justificaba que Lizardo tuviese algo más añadido, no solamente esta ternura y bondad intrínseca, sino algo que se pudiera ver por fuera y que tú pudieras decir rápidamente: «oh, pero mira cómo habla».
De hecho, en redes sociales, por cómo hablas en la teleserie, ahora todos le dicen «Damona» al personaje de Magdalena Müller…
A propósito de lo mismo, yo decidí, como actor, no decirle nunca «Mona» al personaje de la Magda, que es como le dicen todos, y así aprovechar esa palabra que es como el distintivo principal que da a conocer la forma de hablar del personaje. Que diga «Damona» siempre. «Damona».
Y siguiendo con el tema de las redes sociales, Lizardo se ha convertido en uno de los personajes favoritos para los seguidores de «Amar Profundo», ¿qué te hace sentir esto?
Eso siempre es un privilegio. Yo creo que no tengo mucho que ver con ese cariño, porque la historia ya entrega un personaje muy querible, entonces es inevitable no amar a un personaje como Lizardo, porque él es reflejo de las cosas más lindas de la especie humana, tiene solamente virtudes positivas y los defectos que tiene son más bien cosas que uno puede perdonar, que no son mal intencionadas, son torpezas que le suceden, pero si uno habla de su espíritu, es un personaje que sólo por texto uno lo ama y creo que ya estaba destinado a eso. Yo agradecido de que la gente está tan emocionada con su historia, que quieran saber cómo terminan sus aventuras, nosotros hacemos un trabajo muy apasionado, con el ímpetu de contar la historia de la forma más bella posible.
Hablaste que Lizardo es un personaje que tiene mucha fe y esperanza en Dios, y que básicamente es un «niño de parroquia», de ésos que se veían mucho en los años 80s y 90s en los distintos grupos juveniles católicos. ¿Cómo ha sido para ti llevar esa temática en la teleserie?
Fue desde lo más concreto, porque yo de religioso no tengo nada, de hecho, me considero ateo. A mí se me hace muy fácil entender la fe de Lizardo, que tampoco siento que venga desde una ingenuidad, sino desde una sabiduría, porque siento que él encuentra a Dios desde el amor a prójimo, desde ese deseo de ser justo y de querer avanzar, a pesar de sus miedos y frustraciones, hacia un lugar mejor. Él, en el fondo, encuentra en Dios esa calma, esa fuerza adicional que necesita para dar pasos sobre todo en sus relaciones sociales, porque depende mucho de su amigo Danilo (Fernando Godoy), que siempre lo ha protegido. De hecho, en la teleserie, en escenas que ya sucedieron, él habla de Danilo como un héroe que llegó a salvarlo del bullying que le hacían en Guanaqueros, entonces, a propósito de esas trabas sociales, él encuentra a este mejor amigo y a su otro mejor amigo, que es Jesús o Dios.
Danilo es su mejor amigo, pero por lo que se ha visto en la teleserie, habrá una crisis en su relación, ¿cómo viene eso?
Lo que pasa ahí es una cosa bien simple, pero a la vez una gran coincidencia, porque la persona que ama Lizardo justamente está enamorada de su mejor amigo, entonces en este «enredo shakespeariano» se desata al final el conflicto entre los amigos, que es una nueva oportunidad para poner a prueba al personaje con su lealtad, su amor fraterno, amistoso, y vamos a ver cómo se desenvuelve en ese conflicto. Lo lindo de eso va a ser ver si Lizardo va a poder dejar su ego en segundo plano para comprender a un amigo o si va a ser al revés. Ahí la gente va a tener que seguir esperando.
En este conflicto, la gente que ve la teleserie está del lado de Lizardo más que de Danilo…
Claro, lógicamente van a estar del lado de Lizardo, porque él es una especie de anti héroe, entonces despierta una empatía tremenda en el televidente y todos van a querer que siempre le vaya bien… pero no siempre le va a ir bien, así que, al final, el televidente tendrá que entender que el amor está primero que todo nomás.
¿Cómo ha sido trabajar como dupla con Fernando Godoy?
¡Maravilloso! Es que con Fernando venimos un poco de vuelta porque ya nos tocó el 2015 en «Pobre Gallo», que fue mi primera teleserie, y la verdad es que el Feña es como de esos compañeros que uno siempre recuerda porque te enseñaron tantas cosas, entonces estar trabajando de nuevo, yo con un poco más de experiencia en televisión, con una soltura que quizás antes no tenía y ahora sí tengo, y parte de esa soltura se la debo a él, es un agrado, un tremendo privilegio. El Feña no sólo es un excelente actor, sino que además es el compañero perfecto, porque siempre te está dando, entregando, solidario, generoso, de verdad es un deporte muy luminoso actuar con él.
A propósito de «Pobre Gallo», que al igual que «Amar Profundo» se grabó en exteriores, ¿cómo ha sido salir de los estudios, salir de Santiago, después de tanto tiempo encerrados por la pandemia?
Espectacular, aparte que a mí me encanta viajar y me encantan los entornos naturales, entonces para mí es un divertimento, cada vez que nos toca grabar allá lo siento como un privilegio. Yo agradezco que la caleta sea mi oficina. Volver a eso, después del encierro, es una experiencia muy rica, necesaria y privilegiada.
Volviendo a las temáticas que se tocan en «Amar Profundo», vemos que la historia se desarrolla en el mundo de la pesca artesanal, que siempre ha sido bastante machista… En redes sociales, de hecho, han destacado que tu personaje y Oliver (Max Salgado), son casi los únicos que se escapan un poco dentro de este entorno… ¿Cómo ha sido representar el tema del machismo en estos tiempos?
Yo creo que se ha presentado de una manera muy correcta, porque igual hace honor a la realidad, el mundo de la pesca sí es intrínsecamente machista. Sin embargo, contrasta con algunos testimonios que nos han dado, por ejemplo, en la caleta de Cocholgüe las mujeres siempre han pescado, siempre son los hombres los que mayormente pescan, pero las mujeres están ahí, ayudando, mariscando, entrando a la mar, en el fondo, a ellas las hace sentir orgullosas, porque las mujeres que pescan se sienten muy llamadas a colación por el tema y sienten que están siendo representadas en esta historia y eso es muy bonito darse cuenta. Además, la historia lo cuenta desde un lugar muy prístino, y como tú dices, obviamente para que exista conflicto tienen que haber algunos a favor y otros en contra, entonces, en el caso de Lizardo su amor al prójimo lo hace ser una persona mucho más abierta y deconstruida, entonces él dice «si las chiquillas necesitan pescar, que pesquen y nosotros las ayudamos», no tiene una resistencia a eso, porque no es un personaje machista, él siente que las mujeres son el estandarte de la fuerza, sus heroínas, su mamá y el amor de su vida son mujeres. Lizardo siente un amor por las mujeres que va más allá del simple deseo, también desde el respeto y de tenerlas en un pedestal. En el caso de Oliver, es un personaje joven, le reza a otros dioses, la juventud viene un poco de vuelta con algunos temas que para nosotros antes no eran normales.