Este lunes 20 de febrero se realizó la segunda jornada del Festival de Viña del Mar, que tuvo como protagonistas a Tini Stoessel, Diego Urrutia y la argentina Emilia.
Conductores: Como los buenos arbitrajes de fútbol. Si se notan poco y actúan cuando corresponde, es porque lo hicieron bien. Notable Martín Cárcamo acusando recibo del condoro con las selfies de la primera jornada.
Tini Stoessel: Mucho más de lo que esperaba. Una puesta en escena super profesional y atractiva; un repertorio variado, donde demostró dominio de los códigos del rock, pop, balada y lo urbano. Había pistas y autotune, pero también músicos de verdad. Tini demostró ser una performer notable. Creo que a estas artistas teen se las subestima artísticamente. Son profesionales de puta madre, consagradas al 1000% a su arte, humildes, creíbles y respetuosas de la gente que paga una entrada para verlas. Se merecía la doble gaviota.
Diego Urrutia: R-E-S-P-E-C-T. Una rutina sólida y consistente, y mucho más comprensible de lo esperado para los no centennials. Llamativo considerando que tuvo menos de una semana para prepararla. Mostró gracia, personalidad y una pasmosa tranquilidad y relajo en una instancia en la cual les “tirita la pera” a tipos avezados con años de trayectoria. Le tocó un público sumamente apañador, empático y buena onda. Recuerdo que, en una entrevista hace años en la Radio Cooperativa, le preguntaron a Enrique Pinti (QEPD) si le gustaría ir al Festival de Viña, y respondió que no, porque “se cagaba de miedo”. Él era el comediante número uno de Argentina, inspirador de muchas de las mejores rutinas de Coco Legrand. Este joven de Temuco aceptó ir con menos de una semana de antelación a ese mismo escenario, se paró con personalidad y triunfó a lo grande. Admirable es poco decir. Merecida la doble gaviota.
Emilia Mernes: D-I-O-S-A. Sumamente atractiva, carismática, canta y baila como los dioses, y con oficio. Se notó que ya conocía este escenario. Se puede decir lo mismo de ella que de los shows de Karol G y Tini, aunque en el caso de la ex vocalista de Rombai hubo mucha mayor dosis de “perreo”, con colaboraciones en vivo con créditos de la escena urbana argentina como Rusherking y el dúo MYA. El público apañó y se quedó a verla. Espectáculo que no tiene nada que enviarle al de ninguna ídola teen anglo. Otra doble gaviota merecida.
Notas aparte: 1) A la larga, salimos ganando. Mucho mejor ver a las encantadoras y refrescantes Tini y Emilia que a un grupo como Maná que hace años que no propone nada nuevo y que se está transformando en una banda tributo de sí mismo; 2) Yerko Puchento, el ícono de la irreverencia televisiva, quedó para la historia como “arrugón” por los siglos de los siglos. Como señaló Fabrizio Copano en un programa de You Tube, el mismo que por años desafió a los “poderosos” terminó arrancando de un fandom adolescente supuestamente “intolerante” que resultó ser simpático, apañador y lleno de buena onda.