El próximo domingo 23 se subirá por tercera vez a la Quinta Vergara el comediante destacado por sus imitaciones. Una de las más llamativas era la que hacía del ex alcalde de Santiago, particularmente cuando expresaba el «iii».
Sin embargo, esto no le causaba ninguna gracia al principal afectado: Pablo Zalaquett, quien en conversación con «Contigo En La Mañana», confesó que “al principio lo encontré divertido, sin embargo esto se fue agudizando y llegó en un minuto un nivel, me sentía… un hostigamiento en que ya en la calle me paraban y se me ridiculizaba a un nivel tal que hasta yo mismo creía que hacía ‘iii’, e incluso afectó a mi familia, a mis hijos”.
“Cuando eres alcalde de Santiago, en este caso los mismos estudiantes en un momento álgido… Acuérdate que este fenómeno de los jóvenes, las tomas, esa época de Camila Vallejo, Giorgio Jackson comenzó cuando yo era alcalde de Santiago, lo hizo desagradable y a mí me costó superarlo”, añadió.
Consultado por si conversó de esta situación con Kramer, Zalaquett aseguró que «he tenido conversaciones con Stefan. Hemos hecho hasta espectáculos en el Casino de Viña, pero fue para mí un proceso incluso de trabajo personal, de trabajo psicológico. Yo puedo entender personalmente lo que significa esta denostación que, pongámosle nombre y apellido, es un bullying“.
“He tenido hartas posibilidades de conversar con él. Él como persona siente que tiene todo el derecho a hacerlo y, en ese sentido, no va a dejar de hacerlo en la medida (que le sea) rentable, porque si la gente lo pide, él lo va a hacer”, expresó, añadiendo que “logró humanamente entender lo que significaba y, por lo tanto, bajar un poco el tono (…), pero a la larga es su negocio y si la gente lo pide, lo va a seguir haciendo».
Desde su punto de vista, “hace una imitación que ya no es lo que tú eres. Digamos exacerba algo tuyo y transformó ese ‘iii’ más o menos en un himno nacional y lo hace en todos los eventos, en su café concert, lo lleva incluso a un spot de TV de una multitienda, todos los días por todas partes. Llego a una comida, a un matrimonio, a un evento, me persigue día a día, es muy complejo”.
Aún así, aseguró que “aprendí a reírme de mí mismo (…). Dije ‘¿mira, tú no me vas a ganar este partido’, lo voy a usar a mi favor, puede servir para que la gente me quiera más, me conozca, y por lo tanto lo di vuelta, hablaba del tema, incluso había gente que tomaba molestia con él, pero me costó mucho, fueron más de ocho años”.