Creo que no ha habido peor año en el humor que este, y no me refiero a ver rutinas fomes, como fue en el caso de Ruddy Rey, sino que hablo de haber tenido que ver shows simplemente rascas, donde al parecer la gracia era decir la mayor cantidad de ordinarieces por minuto, como fue en el caso de “Los locos del humor” o presentar a unos chicos a los que se les entendía bien poco la verdad, como sucedió con los “Payahop”. Al único que rescato de todo este Festival es al humorista Jorge Alís.
Siempre me he preguntado por qué en los Festivales que son supuestamente “de la canción” tiene que haber obligatoriamente humoristas. En los que son televisados probablemente la respuesta esté en que justo, en estos números en general, se obtienen los mayores puntos de rating. Pero una vez más me doy cuenta que lamentablemente este método de medición no asegura estar viendo algo de calidad.
En Viña hubo cuatro días con humor, primero estuvieron “Los locos del humor”, un dúo que al parecer nunca recordó que a la Quinta asisten familias con niños incluidos. Su rutina la basaron en el doble sentido más tirado para triple X y para peor con un vocabulario bastante limitado. Muchos dicen que es parte del humor callejero… simples excusas.
El segundo día vino lo mejor de toda la semana, el argentino Jorge Alís. Demostró que se puede hacer humor usando garabatos bien dichos, utilizando un poco de doble sentido y sobretodo nos enseñó que es posible reírnos de nosotros mismos.
El tercer humorista en subir a la Quinta fue Ruddy Rey, le tocó salir después de la soberbia presentación de Ana Gabriel, con un público absolutamente enojado por la partida de la cantante, pero nunca pudo dar vuelta la situación y no fue exactamente debido a que quisieran seguir escuchando a la mexicana, sino porque simplemente su rutina era fome. Se dedicó a presentar canciones con algo de humor… pero bien poco de humor. Un show pobre y para nada gracioso.
Seguimos con Gigi Martin, quien tenía la tarea de demostrar que podía hacer reír sin su compañero “el mono”. Su presentación fue pareja, fue de más a menos, partió bien pero se fue quedando en el camino. Pasó la prueba pero debe esforzarse si quiere volver a pisar este escenario.
Por último tenemos a «los PayaHop”, un dúo que fue elegido en un programa de televisión realizado especialmente para esta tarea. Concluyo que no es la mejor manera de seleccionar a un número como este para Viña. Son chicos nuevos, que algo de gracia tienen pero ¡no se les entiende nada! Una cosa es contar el chiste rápido, hablado rápido, pero otra es no modular. Por otro lado, encuentro tan extraño que la Quinta premie tanto a un dúo que realizó una rutina a base de groserías. Al final pienso que la gente se reía por el carisma de ellos más que por el contenido de sus dichos.
No me voy a referir a si ganaron o no trofeos porque estos ya no tienen ningún tipo de valor ni son parámetros de medición de calidad. Son adornos que se regalan al mejor postor.
Si fuese director de un programa de televisión y tuviese que presentar lo mejor del Festival de Viña 2014, les aseguro que el humor no estaría en los compactos.