Dentro de su primera rutina en “Alfombra Roja Prime”, Edo Caroe festinó con la falta de escolaridad de Nicole Moreno, más conocida como “Luli”. Dentro de esa parte, hizo una observación asertiva que pasó colada, pero que da para pensar: “hay algunos periodistas que festinan con la carencia de estudios de Luli y ellos estudiaron cinco años para hablar de ella”. Si uno analiza esa sola frase, uno empieza a preguntarse si la rubia que en sus inicios hablaba “cantadito” será o no será tan tonta.
Hay que saber aquilatar lo que dijo Caroe. Luli es una joven veinteañera, muy guapa (ya lo era en su época de “gorda lechona”, y ahora que adelgazó está transformada en un “bombón asesino” de tomo y lomo), con harto desplante y personalidad, que fue mamá soltera adolescente, no tiene cuarto medio rendido, que decidió ganarse la vida buscando la fama, y que ha sabido jugar el juego de la “farándula” sin complejos ni contemplaciones. Producto de ello, ha ganado notoriedad pública, fama y harto dinero, que ha invertido sabiamente en el rubro inmobiliario. Seguramente posee carteras Louis Vutton legítimas (al menos tiene la plata para adquirirlas), se dio el lujo de comprarse un convertible rosado, ha viajado por el mundo y si se asesora bien, puede perfectamente asegurar su futuro y el de su hijo, aún retirándose de la farándula. Y tiene a un montón de periodistas que, después de quemarse las pestañas estudiando cinco años en la universidad, la persiguen e investigan sus andanzas, muchas veces por una mugre de sueldo mensual y endeudados hasta el cogote por el crédito universitario.
¿Quién es el “tonto” acá? A la pobre Luli la tienen convertida en el paradigma máximo de la “rubia tonta” en Chile. Y sin embargo, los hechos parecen demostrar de que no tiene ni un solo pelo de estúpida, sino que al contrario es una chica más viva que el hambre, una actriz que ha ejercido tan magistralmente el papel de “lesa” que el medio completo se lo terminó comprando, lo que ella ha aprovechado astutamente para lucrar y ganarse la vida. Además, hay que reconocer que se esfuerza y consigue logros. Cuando participó en “Fiebre de Baile” partió siendo una de las competidoras más débiles, pero le puso empeño y logró mejorar notablemente su performance, llegando incluso a instancias finales compitiendo contra profesionales del baile.
No hay que confundirse. Una cosa es ser tonto y otra muy distinta es ser ignorante. Luli, dado que no tiene cuarto medio, lo más probable es que tenga carencias culturales y de formación importantes. Muy probablemente tenga problemas de comprensión lectora y no sea capaz de best online casino resolver una ecuación de primer o de segundo grado. Sin embargo, eso no ha sido obstáculo para que, a su manera, le haya ganado a la vida. La historia está llena de personajes como Henry Ford o Aristóteles Onassis que, sin tener educación formal completa, han llegado a hacerse millonarios e incluso a cambiar el mundo. En el caso de Henry Ford, en su época muchos se reían de él por su ignorancia, y en una ocasión lo bombardearon de preguntas de “cultura general” con el fin de festinar con él. Ante ello, contestó que no conocía las respuestas, pero sabía que en su oficina apretaba un botón y podía llamar a la persona que si la sabía. Como dicen en “Les Luthiers”, no es necesario saber, sino que tener el teléfono del que sabe.
Por otro lado, los títulos y grados universitarios no proporcionan inmunidad contra la estupidez. Basta ver lo que sucede actualmente en La Moneda, donde tenemos autoridades (desde el presidente para abajo) con sendos doctorados en Harvard, pero que no han parado de “dar jugo” desde que llegaron al gobierno.
Ojalá que Luli saque pronto su cuarto medio, más que nada porque es una cuenta pendiente que tiene con ella misma y para poder predicar con el ejemplo frente a su hijo. Ojalá también que pueda controlar su bulimia. Es una lástima que una mujer objetivamente tan buenamoza se sienta “gorda y fea”. En todo caso, la educación chilena está tan mala que muchos jóvenes con cuarto medio rendido, y no pocos profesionales recién salidos de las aulas universitarias, andan en las mismas que ella en cuanto a “cultura general”. Resulta penoso comprobar que las vías más rápidas de ascenso económico y social en Chile no provienen de la educación, sino que son: 1) el ser futbolista de élite 2) estar metido en la farándula. Aunque cueste reconocerlo, si gente como Luli, Pamela Díaz y otras conocidas «faranduleras» hubieran superado cuarto medio en sus colegios de origen, muy posiblemente hubieran terminado de cajeras de supermercado, en un call center o como vendedoras en una tienda, o a lo más estudiando una carrera universitaria con «ayuda» de crédito.
En lo personal, me carga la farándula. Es parte inevitable de la vida, y uno igual se entera de ella porque los medios te bombardean con tongos y copuchas todo el santo día. Me parece un circo patético lleno de gente mediocre, superficial y sin talento que termina forrada en plata y como modelos sociales de “éxito”, mientras los tipos verdaderamente talentosos quedan postergados. Nicole Moreno juega a un juego que no me gusta para nada, pero que sabe jugarlo muy bien. Siendo franco, si tuviera una hija no me gustaría que se ganara las «lucas» como lo hace la Luli, pero si me gustaría que aprendiera a administrarla como ella y que tuviera algo de su astucia.
No subestimen a la Luli, porque lo que menos tiene es de tonta.