El actor conversó con Fotech.cl sobre cómo ha sido el excelente recibimiento por parte del público su nuevo personaje, Robin, luego de lo ocurrido con «La Ley de Baltazar«, y cómo su rol fue creciendo gracias, precisamente, a la audiencia. Además, abordó la química que tiene con Daniela Ramírez (Martita en la ficción), a quien conoce desde hace años.
En «Generación 98» has tenido excelente recepción con tu personaje Robin. ¿Qué te ha parecido este recibimiento que ha tenido el público con él?
Me parece fantástico, sorprendente, estoy muy contento. Un personaje, para ser muy honesto, que ni siquiera estaba en el elenco. Es un personaje chiquitito que fue creciendo por la audiencia. Sin mentirte, trabajo en un bolo con continuidad y que realmente haya tenido esa recepción y que ahora, en el fondo, haya crecido tanto, me pone muy contento.
De hecho es tanto el crecimiento que es considerado uno de los mejores personajes de la teleserie junto con Daniela Ramírez…
Yo de verdad que creo que es una sorpresa para todos los que trabajan en la producción, la dirección, para mí. Es muy bacán. También es justificado en la medida en que se hace con cariño, porque es verdad. Igual me había tocado en la teleserie anterior (“La Ley de Baltazar”) hacer un personaje que era gay, que era de la salud y ahora me entregan más o menos el mismo uniforme, pero en formato comedia. Tenía que jugármela y creo que lo hice en la voz de todos mis amigos y cercanos que tengo yo, que son personas que tiran para arriba, más desenvueltas, más libres en su forma de ser y que esa es la sensación que ha sido bien recibida. Que la gente dijera ‘me gustaría tener un amigo así’ o ‘yo tengo un amigo así’, que creo que es lo más común.
¿Cómo ha sido trabajar con Daniela Ramírez?
Bacán. Habíamos hecho una teleserie antes, pero es una amiga que conozco desde la escuela y admiro mucho su trabajo. Es muy simpática y me encanta, podría decir que el 30% de las ideas que salen se le ocurren a ella, me siento un poco como haciendo una dupla que se retroalimentar, el Indio y el Flaco, con toda la admiración que les tenía. Pero esa capacidad de hacer comedia que viene de una persona que está triste y complicada, y otra que se mete en problemas y tira para arriba. Es una ecuación probadísima y en esta ocasión se dio y salió la raja.
Esta noche sabemos que la mentira de Robin cae, ¿qué va a pasar ahí?
No puedo contar mucho, pero lo que se sabe es que va Gonzalo a decirle la gran ‘te pillamos po’ compadre’, y no va a quedar otra que decirle. Y ahí hay que ver si se mete en la mentira de la mentira, o esta mentira se acaba y esa es la parte entretenida. ¿Muere Sami o no muere? A mí, en lo personal, me daría mucha pena… Creo que uno de los plus del personaje es que se cree actor, trabaja todo el rato con la actuación, tiene puras citas de películas, de teleseries, está súper alimentado por eso y él vive por hacer este papel, entonces lo encuentro súper triste que lo pillen. Pero no sé si ese va a ser el futuro.
¿Sientes que este es un salto en tu carrera televisiva?
Creo que la carrera tiene distintas áreas, distintas líneas. Sí considero que en términos de la carrera televisiva, obviamente marca un antes y un después porque me sentía en deuda con la tele, porque nunca me sentía cómodo, que me costaba darle o que podía trabajar mejor. Y en ese sentido, siento que me estoy mejor, me siento más libre, más tranquilo. Eso me da alegría. Pero la carrera se curte y se va construyendo y destruyendo. Se me vienen a la cabeza palabras de mi maestro Fernando González: “Uno no es más que su próximo estreno”, porque eso en un año más se olvida, pero igual uno tiene que estar creando. Por otro, yo vengo trabajando en el teatro hace mucho tiempo y es un lugar súper cómodo. También estoy haciendo harto cine, conociendo gente bacán y de otros países… Siento que las líneas son distintas, pero lo televisivo me siento muy contento y es una subida muy grande.
¿Qué opinas que las teleseries estén tomando los temas de la diversidad sexual y que lo estén sacando de la ridiculización?
Creo que era inminente, porque de alguna manera a donde uno va y lo que uno vea tiene que ver con ese tema. El tema del feminismo o de la diversidad sexual, de la inclusión, es algo que nos toca fuerte hace mucho tiempo y las teleseries tienen que hacerse cargo de hacer un cambio de cómo mostrar esas historias, y siento que siempre podemos seguir creciendo. Yo tenía un poco ese miedo de tener eso de apropiación cultural, siendo que yo no soy gay y más encima hacer un gay que es afeminado, y que hoy se haya podido recibir así, donde ambos polos pueden decir: ‘Sí, yo conozco a una persona así y no tiene nada de malo que sea así’, y lo encuentro increíble. Por ejemplo, creo que últimamente se ha visto a los gays en problemas súper trágicos que es como si la vida se les fuera por salir del clóset, y eso también debería ir normálizándose, onda, un fiscal o un doctor también pueden ser gays. No se trata de su historia, sino que es gay y vive la vida. Ponerlo adentro de la historia no por la temática.
En “La Ley de Baltazar” se alargó la historia y tu no pudiste continuar en ella. Si se alarga “Generación 98”, ¿te gustaría seguir?
A mí me encantaría, obvio. Y en la medida que se den las cosas, yo estaría feliz porque a mi me encanta trabajar en teleseries y me gusta terminarlas. En el caso de “Baltazar” era distinto porque era un personaje que tenía muy poca continuidad y me estaban ofreciendo otro trabajo que era de mucha demanda y no podía perdérmelo. En este caso, me encantaría seguir y terminar.