La tarde de este lunes, una escena dejó a todos los seguidores de «La ley de Baltazar» emocionados. Mariano (Gabriel Cañas) le confiesa a su padre Baltazar (Francisco Reyes) que es homosexual y le relató cómo ha tenido que vivir todo este tiempo guardando ese secreto y manteniendo una doble vida ante el rechazo de su progenitor.
El momento fue destacado por los televidentes debido a la alta carga emocional que tuvieron las palabras de Mariano y la excelente representación que hicieron los actores, especialmente la de Gabriel Cañas.
Es por ello que Fotech.cl conversó con el interprete y le consultó cómo se ha sentido representando al hijo mayor de Baltazar en la ficción vespertina de Mega donde el actor revela que en un comienzo no fue fácil hacer este papel: «¡Ha sido maravilloso! Sobre todo porque es un personaje que me costó mucho. Los primeros meses estaba muy cansado y estresado, estaba con mucha dislalia, me costaba grabar y hablar».
Ante estas dificultades, Cañas señala que este rol fue un desafío: «Tenia que mostrarme seguro, lograr representar al nuevo ‘macho alfa’ que vendría a reclamar su trono y sacar a su padre. Encarnar esa seguridad, esa rigidez, esa convicción fue difícil. Sobre todo porque lo que Mariano representa es algo en lo que no estoy de acuerdo en absoluto».
De igual forma, el actor destaca el apoyo que ha recibido de parte de la producción y compañeros de la teleserie: «La confianza y cariño que me brindo el equipo fue crucial. La Shigrid Sánchez (Productora) me dio días de descanso, un gesto de humanidad total que rara vez se ve en producciones audiovisuales. Ignacia Baeza me contuvo mucho y me dio confianza. Por último, Nicolás Alemparte ( Director) siempre estuvo esperándome y dándome confianza, por nombrar a algunos. Sin ellos creo que no se podrían generar las escenas que vimos y que veremos. Sin el trabajo colectivo no podría sentir el placer de hacer mi trabajo bien», cuenta agradecido.
En cuanto a lo que se viene para Mariano en la historia, Gabriel Cañas advierte que «¡se va a poner brígida!», y agrega que «lamentablemente para Mariano, sus mentiras lo han contraído a lo largo de su vida y erradicar esta masculinidad tóxica, homofóbica, lo acompañarán. Nos espera el drama de la deconstrucción de su propia masculinidad, el dejar entrar su femenino más allá de su homosexualidad, le espera la caída de su patriarcado interno y por lo tanto de su espíritu neoliberal. Le espera un camino duro, que creo que es un fiel reflejo de nuestro país».
Sobre la construcción de la escena que tanto ha alabado la audiencia, Gabriel indica que «fue un trabajo hermoso. Es una secuencia larguísima que dura muchos capítulos. La escena la estudié mucho. A mí me cuesta aprenderme los textos y necesito tiempo, por eso siempre estudio todo muchas semanas antes de grabarlas. Estas escenas que son tan removedoras son difíciles, ya que con la emoción si no tienes firme el texto, arriesgas a quedar en blanco».
«El fin de semana antes de la semana de grabación de esta escena me fui a la casa de mis padres en Romeral (Curicó), la estudie allá. Fue muy emocionante hacerlo junto a ellos. Era inevitable para mí que se cruzará con mi propia historia junto a mis padres. Si bien mi historia junto a mi familia fue muy diferente, llena de amor y aceptación, el hecho de estudiarla escuchando las voces de mi padres en la pieza del lado, me llenó de imágenes y motores internos que fueron alimentando y dándole sentido a cada texto», relata el actor.
En cuanto a la grabación revela que «para mí fue más bien tranquilo. Tenia una claridad total de la escena y sus momentos. Así que sólo me dediqué a vivir el momento junto a Pancho Reyes, a quien admiro y quiero mucho. Es un honor para mí poder trabajar con Francisco».
Pero eso no es todo, ya que Cañas confiesa en la conversación que «el trabajo previo a la grabación fue intenso, cada vez que leía la escena lloraba. Soñaba con la secuencia de escenas. El momento de grabación para mí es más tranquilo porque llego a repetir algo que me sé a la perfección y que se flexibiliza y modifica en el dialogo del momento».
En relación a la reacción de la gente en redes sociales, el actor señala que «leí todo lo que pude, pero jamás me había pasado que mi teléfono celular explotara de esa manera. ¡Fue chocante y sorprendente!
Pienso que la emoción que se logró narrar es la frustración, la rabia y la contención de su propia pena y lástima. Ya que aún Mariano no se ablanda. Mariano para volver a tener dignidad y volver a amarse sigue pensando que la solución es ‘matar al padre’. Aún no reconfigura su propia realidad: que es preso de su propia cárcel patriarcal y neoliberal. Esto lo deja solo y a su propia miseria como herramienta para defenderse. Aún le queda mucho trabajo para realmente sanar. El tendrá que reconfigurarse».
Por último, al hablar sobre el éxito que ha tenido «La ley de Baltazar», la que ha logrado marcar rating de 20 puntos, el interprete de Mariano dice que «uno nunca sabe como le irá a las teleseries y creo que es sano sacar esa presión de el trabajo que uno hace. El éxito no es algo que me parezca atractivo. Si bien siempre es agradable de primera, en mi experiencia pensar y mezclar el éxito en el arte solo conlleva frustración y enajenación. Creo que a la gente le gustó porque detrás de estas escenas hay un trabajo serio, colectivo, profundo y complejo».