Esta tarde, en el Teatro Nescafé de las Artes se estrenará «Avalancha». La obra que es protagonizada por Gabriel Cañas, muestra la vida de una transformista y las dificultades que vive el mundo artístico en nuestra sociedad.
Es por ello que Fotech.cl conversó con el actor para conocer detalles de la obra y cómo vivió el proceso de interpretar a Avalancha.
Gabriel, estrenas “Avalancha”, obra en la que interpretas a un transformista ¿Cómo es este personaje?
Avalancha es una transformista que está en una situación bien particular. Es una situación que refleja el estado de muchos artistas escénicos, no solamente los transformistas, también actores, bailarines, gente de circo, comediantes, todos los que trabajamos arriba de un escenario, o en los escenarios… los diseñadores, iluminadores, pero que trabajan con un escenario y público que hace mucho tiempo nos hemos visto en la imposibilidad de hacer nuestro trabajo.
Avalancha está en la mitad de un momento super difícil, está perdida, mezclando la realidad y la ficción, la fantasía y recuerdos, es un momento bien particular que se trata de retratar y con ellos podemos hablar un poco de lo precario de lo que es el mundo de los artísticos escénicos y de lo abandonado que estamos, la cultura en general, no solo por este gobierno, sino que también por muchos años atrás y lo vulnerables que somos.
Esta realidad que hablas, podría ser quizás lo que pasó en “Orquestas de Señoritas” donde actores se vieron en la necesidad de volver a trabajar y terminaron contagiándose de COVID-19 con las lamentables consecuencias que todos nos hemos enterado.
Claro, ese es un ejemplo super extremo y que más bien está vinculado a la pandemia mundial que estamos viviendo. Si bien se puede hacer un paralelo, acá habla de las circunstancias aún sin pandemia, que tampoco son tan diferente. Si bien es poco probable que te mueras por un virus haciendo una obra de teatro, es un trabajo que está súper abandonado, imagínate que nadie tiene salud, AFP, ni contratos. Es un trabajo que es súper duro y que requiere mucho rigor, que no tiene ningún tipo de ayuda. Está absolutamente fuera del sistema, uno no tiene ningún tipo de protección por parte del Estado. Esta realidad se retrata en lo que pasó en “Orquestas de Señorita”, porque quizás no todos necesitaban la plata para vivir, algunos sí, pero sí refleja lo precario que es seguir trabajando, y para ello se tiene que juntar con otra gente, sacarse la mascarilla y someterse a muchas conductas de riesgo.
“Avalancha” también tiene mucha música en su montaje
El trabajo del transformista es bien completo a nivel escénico, hacen lip sync, muchas de ellas cantan, bailan, otras son como super modelos, otras son como cómicas y lo que tratamos de retratar con “Avalancha” es como una síntesis de muchos tipos de transformismos, la actitud que tiene la protagonista lo hace un poco más musical, pero más bien se centra en esta historia, en este delirio que sufre este personaje.
¿Qué significó para ti hacer este personaje?
Fue algo difícil, hacer a un transformista implica abrir en uno el espacio de la femineidad, de ser o pretender ser una mujer. Es algo súper difícil, súper íntimo que da mucha vergüenza, que cuesta someterse a eso y gracias a los directores se dio un espacio de confianza e intimidad en donde uno podía equivocarse o sentirse avergonzado, pero te decían que estaba todo bien. Para mi fue un espacio super vulnerable hacer esta transformación. A uno si le da miedo, esos miedos culturales que uno piensa que ya los tenía más superados o al menos repensados, sin embargo igual están ahí y te aprietan.
¿Te has acostumbrado a estos nuevos formatos de presentación en el teatro? ¿Te hace falta la presencia del público?
Sí, ha costado muchísimo, pero hay algo que siempre me ha gustado mucho que tiene que ver con los desafíos y probar en las distintas plataformas. Me ha tocado por suerte hacer cine, televisión, teatro y en cada una de ellas en distintas plataformas y en comedia, drama, teatro de texto o físico… por eso me ha parecido muy interesante, porque me gusta mucho lo que hago, ir explorando en distintas formas y creo que esto de la pandemia nos obligó a cambiarlo todo, a usar el zoom, a no estar con el público que eso ha sido, sí o sí, un cambio super radical. Al principio me los tomé con un poco más de curiosidad, pero luego igual uno empieza a echar mucho de menos los ojos de tus compañeros, a sentir la energía del público, la risa o el silencio. Sin duda creo que eso ha sido lo más difícil para mí, no estar junto a mis compañeros en el escenario o al público.
Igual estoy super agradecido de al menos haber tenido pega durante toda esta pandemia y haber estado haciendo cosas, lo agradezco y creo que igual ha sido un crecimiento.
Para los que quieren ver la obra ¿Cómo es este formato de teatro?
Es un formato bien interesante, que mezcla el audiovisual con el teatro, en el fondo no es un registro de una obra de teatro, que eso es lo que se hacía antes, que era poner tres cámaras, uno grababa y chao. Lo que se hace en «Avalancha» es que se toma la obra de teatro, se agarra el escenario y se graba como en formato cine, a una cámara y hacemos la escena tres o cuatro veces con distintas tomas de plano y se monta como si fuera un hibrido entre cine y teatro. Es súper interesante y permite abrir la creatividad hacia muchos lugares nuevos que la tele no lo permite, que la serie ni el cine no lo permiten por lo caro que es y la forma de producción que tienen. «Avalancha» se ensayó 3 a 4 meses, sin cámara y luego se somete a un proceso audiovisual. Ahora vamos a ver como quedó la edición que es algo super interesante. Además, trabajar con Los Contadores Auditores para mí ya es algo muy grato e importante en mi vida, es un privilegio.