Blanca Lewin fue una de las últimas invitadas al programa «Todo Va a Estar Bien», conducido por Eduardo de la Iglesia.
En la oportunidad, la actriz recordó su experiencia en «Romané», la historia dirigida por Vicente Sabatini en el año 2000, que tuvo exteriores en Mejillones, en la Región de Antofagasta, y que se convirtió en una de las teleseries más vistas de todos los tiempos.
En la producción, interpretó a Milenka, una joven gitana que estaba comprometida con Melquiades (Héctor Noguera), el rey de los gitanos.
«Me costó mucho construir a este personaje, pese a que tenía un referente bien universal, que era la historia de Otelo y Desdémona» comenzó explicando Blanca Lewin.
«Pero uno siempre tenía más integrado los motivos de Otelo, más que este otro personaje, Desdémona, y cómo podía soportar a este hombre celópata. Me costó mucho, pero fue por falta de experiencia», indicó Blanca.
Pese a declararse una persona que aprende rápido los idiomas, Blanca reconoció que el romané fue el que más le costó. «No lograba entenderlo».
«¿Tenía algo de ti la Milenka?», pregunto el conductor del espacio.
«Aunque no lo parezca, su dulzura», respondió Blanca Lewin.
«No veía nada»
Consultada sobre las jornadas de trabajo en Mejillones, Blanca Lewin recordó un detalle que la incomodó.
«Yo usaba lente de contacto. Era hermana con el personaje de Felipe Ríos y nuestros padres eran Alessandra Guerzoni y Alfredo Castro, o sea, genéticamente era imposible que tuviéramos los ojos cafés».
«Grabábamos en un lugar, que había arena gruesa mezclada con arcilla. Entonces, se levantaba un viento a cierta hora del día y el polvo se me metía a los lentes de contacto. No veía nada, fue una pesadilla», recordó la actriz.
Además, la actual conductora de programas culturales de TVN, re refirió a las largas jornadas de grabaciones en los exteriores. «En esa época todavía no existía la Ley Audiovisual. Entonces uno grababa para aprovechar la luz, y eso en verano eran muchas horas, de sol a sol».
Para finalizar, Blanca Lewin detalló los cambios en las jornadas de trabajo con dicha ley. «Ahora hay un límite de horas, 11, considerando la hora de colación. Y las personas tienen un mínimo de 12 horas para descansar entre el fin de una jornada y el inicio de otra».