La noche ochentera fue lejos la mejor del evento. Lionel Richie confirmó su estatus de superestrella y Rick Astley sorprendió. Pedro Ruminot salvó sin poder mantener el nivel de las jornadas anteriores.
Obertura: Notable gag de entrada con referencias ochenteras. Muy bien logrado, en especial en lo técnico.
Conductores: Rafa y Carola jugaron con la idea de la nostalgia desde el inicio. Eso sí, no corresponde poner en el mismo nivel a Lionel Richie con Rick Astley. Es como equiparar a Pep Guardiola con el Fantasma Figueroa. Con los dos íconos ochenteros anglo demostraron que el inglés es una asignatura más que aprobada para ambos.
Lionel Richie: Nada más iniciado el show nos dimos cuenta de que estábamos ante un espectáculo de otro nivel. Una banda de puta madre, llena de tipos virtuosos y afiatados, acompañando a un Lionel Richie que parece tener pacto con el diablo: salvo el peinado, se ve exactamente igual y canta exactamente igual que en los 80. Richie nos paseó por el funk de Commodores con temas como “Easy”, por los últimos estertores del imperio Motown, por la Onda Disco de los 70, hasta llegar a sus clásicas baladas ochenteras como “Stuck on You” (la escuché y me acordé que era la música de fondo de un comercial de Patrichs, colonia for men), “Ballerina Girl” y “Say You Say Me”. Además, con una vitalidad, sentido del espectáculo, simpatía e histrionismo a los sesenta y seis años que no tiene nada que envidiarle a la de Mick Jagger. Luego de la Gaviota de Plata, nos deleitó con “Hello” y “All Night Long”, y después de la de oro nos regaló “We Are The World” y el recuerdo de Michael Jackson. Como ha sido la tónica de las últimas ediciones, el anglo clásico le sube el pelo al evento y le da la categoría que merece. Lejos lo mejor del evento
Pedro Ruminot: Viña es el único escenario del mundo en que un humilde comediante puede hacer un show después del recital de un monstruo de la música. En Viña, los “Paya Hop” podrían perfectamente ser “teloneados” por Paul McCartney. Para cualquier comediante del mundo resulta un desafío intimidante salir después de tipos de la categoría de Elton John, Sting, Rod Stewart, Cat Stevens y Lionel Richie. El solo hecho de salir airoso de ese trance es realmente una gracia. Y Ruminot lo hizo, con una rutina que tomó muchos elementos de lo que mostró en “Humor Gala” el año pasado. Jugó con fuego al bromear con historias bíblicas y se ganó pifias de algunos cristianos recalcitrantes en el público, pero supo salir jugando. Ruminot apostó al auto-bullying y a las burlas por su condición de moreno, y le resultó. Se ganó la Gaviota de Plata, y parece que iba por la de Oro. Sin embargo, se chingó al momento de ponerle la cereza a la torta: su bis fue desafortunado, habló atropellándose, no se le entendió nada y las risas fueron reemplazadas por un silencio de estupefacción. Así, se transformó en el primer artista que no baja de la Quinta Vergara con doble gaviota desde que se eliminaron las antorchas. No se puede decir que fue un fracaso (ese calificativo está reservado para papelones como los de Ricardo Meruane y Ruddy Rey), pero quedó la sensación de gusto a poco. Ruminot cumplió y salió airoso, pero hay que decir que está muy por debajo de Edo Caroe, Rodrigo Gonzalez y Natalia Valdebenito. Se supone que hace el mismo tipo de humor que Edo Caroe (de hecho, compartieron los mismos guionistas). Sin embargo, dándole vueltas al tema, llegué a la conclusión de que, mientras Caroe y otros como el Lagarto Murdock hacen humor negro, lo de Ruminot es humor tóxico, con más de bullying colegial que de crítica social, desprovisto de simpatía y cargado de resentimiento. Revisé las redes sociales y noté mucha mala onda en torno al ex ”hombre ardiente”, con peleas virtuales entre partidarios y detractores que si fueran presenciales se harían a cuchillazo limpio. Es conocida la tirantez con Natalia Valdebenito por disputas en la época del “Club de la Comedia”; hace algunos días Scarleth Cárdenas, en una mariconada del porte de una catedral, reflotó a pito de nada un desconocido encontronazo entre ambos; y Nicolás Copano le estuvo tirando mala vibra sin nombrarlo durante toda la semana en su programa de Radio La Clave (solamente le faltó el muñeco vudú y los alfileres). Por alguna razón, Ruminot genera anticuerpos en mucha gente, y quizás eso le jugó en contra impidiéndole un éxito mayor. Tiene que sacar cosas en limpio de esta experiencia, no solo en lo artístico sino que también en lo personal.
Rick Astley: Lo vi a través de Youtube. Un show mucho mejor de lo esperado. Claramente está varios escalones por debajo de Lionel Richie en todos los aspectos, pero igual fue capaz de presentar un espectáculo de calidad y buen nivel. Al igual que Richie tiene pacto con el coludo: a los 50 años se ve casi igual que su época de oro a finales de los 80. Partió con uno de sus caballos de batalla “Together Forever”, con el que prendió a un público que se quedó para verlo a él. Astley canta muy bien, es simpático y agradable en el escenario. Fue acompañado por una modesta (en comparación a otras que hemos visto este año) pero eficiente banda de apoyo. Apenas tiene 3 ó 4 temas conocidos para la mayoría, y muy parecidos entre sí, pero igual se la arregló para presentar un show sólido, con canciones desconocidas que sonaron muy bien, y muy buenos covers como “When I Fall Love” de Nat King Cole y el especialmente notable “Uptown Funk” de Mark Ronson y Bruno Mars. Se hizo merecedor de la doble Gaviota con todos los honores. Un gran acierto su contratación. Reconozco que lo subestimé. Astley demostró que es mucho más que un artista del recuerdo, y que sirve para mucho más que mero invitado de reuniones “kitsch”.
Competencias: Me fui a dormir después de Ruminot. No pude encontrar en ningún lado la información de los clasificados. Eso habla de lo dejada de lado que está la competencia.