Nos vamos con el análisis de la segunda jornada del Festival de Viña, donde el humor dio la sorpresa de la noche.
Partimos eso sí con la Obertura del día 01: Casi perfecta. Una pianista pascuense y un tenor mapuche vestidos con trajes típicos; una cantante lírica venezolana (potente señal ante la actual contingencia en ese país) y una orquesta y coro para una gran versión de “América” de Nino Bravo, con la posterior intervención del trío hiphopero chileno “Tiro de Gracia”, en una nueva demostración de que los ritmos modernos se pueden mezclar de manera armoniosa con la música docta. El detalle que lo separó de la perfección: si el cuadro era sobre “América”, ¿qué hacían en el escenario las banderas de Inglaterra e Italia?
Seguimos con la segunda noche, Animadores: La Quinta Vergara cantándole a coro el “cumpleaños feliz” es el mejor espaldarazo que pudo haber recibido Carolina de Moras. Su emoción se entiende. A cualquiera se le pararían los pelos ante algo así. Rafael Araneda demostró ser todo un gentleman al consolarla. El “jugueteo” previo al beso es evidencia que el Rafa ha logrado más química y fiato en dos jornada con la De Moras que en las 18 que compartió con el “tanque a pedales” de Eva Gómez. Creo que pudieron solucionar de mejor forma el problema de interrumpir el show de Jorge Alís.
Laura Pausini: Cuando vino por primera vez hace 14 años, era una muchacha delgada, tímida, algo cándida, con un vozarrón de miedo y un repertorio lleno de excelentes canciones de amor para quinceañeras. Lo que vimos ahora es a una “bestia del escenario” que bordea las cuatro décadas, luce sus anchas caderas con dignidad, que mantiene la candidez de sus inicios y que dio una clase magistral de carisma y calidad artística. Pausini irradia inocencia, transparencia y credibilidad. Habla mucho entre canción y canción (más que Paulsen en Tolerancia Cero o Cony Santa María en el debate presidencial), pero lo que dice tiene sentido, y celebró con entusiasmo el tetra-pack que recibió como niño con juguete nuevo. Además, con una gran puesta en escena, una banda musical de gran calidad y un muestra de balada romántica italiana de la mejor cepa, con guiños rockeros y algunos actos de audacia artística como cantar “Se Fue” en clave salsera. Sorprendente constatar que la Pausini tiene tantos seguidores en Chile, todos con globos blancos. Solamente la “comunidad marrana” de los “Chancho en Piedra” tienen fans tan incondicionales y disciplinados. Con esto, la italiana se tituló como una grande de verdad.
Jorge Alís: El “argentino culiao” era el candidato ideal para ser devorado por el monstruo, pero no solamente sacó adelante la tarea, sino que triunfó a lo grande y es muy probable que sea la gran revelación de este año. Lo que se vio en el escenario no fue muy diferente a lo que mostró en los “Viernes sin censura” de “Mentiras Verdaderas”. La rutina de Alís fue simplemente genial, inteligente, sin nada que envidiarle a Coco Legrand, llena de observaciones asertivas y juegos de palabras graciosos. Hasta Passalacqua apareció riéndose. Además, carismático, canchero y corajudo. Se ganó el tetra pack después de ser interrumpido abruptamente en dos ocasiones (algo por mejorar en la transmisión televisiva). La actuación de Alís era el parámetro para ver si el Festival es un escenario propicio para los exponentes de la comedia stand-up, y después de esto, la respuesta es un rotundo “SI”… aunque si los integrantes de “Club de la Comedia” no se atrevieron a ir en los cuatro años en que el festival estuvo en manos de su canal, menos van a querer después de la altísima vara que les dejó Alís. Aquí hay un tema aparte. Alís usó groserías, doble sentido y hasta humor negro, y eso no rebajó la calidad de su actuación, a diferencia de lo que pasó con los “Locos del Humor”. El tema no son las groserías y el doble sentido (si fuera por eso, Coco Legrand y Stefan Kramer también las usaron en su momento), sino que el contenido, la sofisticación, el “espesor” del show. Al igual que en Dichato y en otros festivales, el público de Viña espera algo más que chistes de la cintura para abajo y clichés de humor revisteril. Está preparado y ansía ver cosas con más contenido, preparación y audacia, lo que he llamado en artículos anteriores «humorismo pebre», y que ha encontrado su caldo de cultivo en «Mentiras Verdaderas» y sus programas derivados. Viendo lo de Jorge Alís, llego a la conclusión de que Viña está preparado para recibir a gente como Edo Caroe, León Murillo, Yerko Puchento e incluso (si no se sale de madre) Murdock.
Fito Páez: Paso. Queda para la próxima entrega, lamentablemente por lo tarde que están saliendo los últimos artistas, es un horario insano, los comentarios de las últimas presentaciones deberé hacerla en mi entrega de los comentarios de la jornada posterior.
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