Luego de haberse mantenido alejada de la polémica que causó las denuncias realizadas en contra del cineasta Nicolás López, la actriz decidió referirse al tema que involucra a quien considera su amigo.
A través de una carta publicada en su cuenta de Instagram Urrejola expresó que «me he mantenido fuera de las redes sociales estos días porque lo necesitaba. Estuve en Chile 3 semanas y fueron días muy intensos. Me llevé un par de sorpresas y desilusiones, pero también pude compartir con mi familia y eso lo agradezco…».
Luego agregó: «Las acusaciones en contra de Nicolás López y todo lo que a partir de eso ha ocurrido, me afectó mucho. No sentí que era urgente volver a exponer mi postura en contra de cualquier tipo de abuso. He sido categórica y clara al respecto en más de una ocasión y jamás pondría en duda el testimonio de una mujer que se sintió abusada».
«Declaro mi admiración a las valiente que han decidido enfrentar, su necesidad de denunciar una transgresión a su humanidad y libertad», agregó.
En relación al cineasta acotó que «lo conocí hace años en el estreno de Promedio Rojo en el Festival de Cine de Valdivia. Por años nos encontrábamos en eventos o en algún otro estreno y teníamos amigos en común. Fue el 2016, cuando nos acercamos más, yo pude ver a la persona detrás del personaje y lo quise. Y los afectos no se justifican, simplemente son. No vi al monstruo que todos están describiendo ahora. Me sorprendieron las acusaciones y las considero brutales. Y no puedo nombrar las cosas por lo que son, eso es abuso y así lo estoy asimilando».
Sobre su experiencia en el tema de los abusos relató que «la primera vez que trabajé profesionalmente como actriz, tenía 19 años y estaba feliz por haber quedado en una película. Tuve que hacer una escena de abuso, el director se obsesionó con un plano mío sin mi sostén , yo estaba muy incómoda y al terminar la escena a las 5 de la mañana, me apartó del grupo y me habló al oído de lo exquisito que era mi pezón para él. Quedé paralizada. A otra compañera la maltrató por no querer hacer una escena de desnudos y después de que la producción la convenció que la hiciera, la trató de fea».
En cuanto a la televisión declaró que «los piropos eran constantes y muchas veces incómodos… pero reconozco que después ya no me molestaban tanto, a veces hasta me subían el ego… sólo me obsesionaba con el peso, por las miles de escenas no justificadas en calzón y sostén. Después llegó la época de las nocturnas y volvió el terror. Miles de escenas sexo muy pocos cuidadas, en las que sólo las mujeres quedaban expuestas y había que pedir por favor que redujeran el número de personas en el set».
Finalmente terminó su carta con «Estoy convencida de que la verdadera revolución que terminará por cambiar el mundo como lo estamos viendo hoy, dependerá del trabajo personal que cada uno haga. Todos podemos ser los héroes de esta historia, pero para eso debemos enfrentar nuestros propios demonios y sombras para terminar con el cuento equivocado que nos hemos contado, vibrar acorde con el universo entero y ser lo que realmente somos.», puntualizó.