Hoy, y de lunes a viernes a las 14:30 horas, Canal 13 empezará a retransmitir su teleserie más exitosa en la era del People Meter, “Machos, la brutal pasión de siete hermanos”.
La historia de un conservador padre de familia y las aventuras y desventuras de sus siete hijos hombres volverán a las pantallas diariamente.
Dentro de su trama, uno de sus roles más icónicos fue el de Ariel Mercader, interpretado por Felipe Braun. El papel llamó la atención por ser el primer homosexual en teleseries chilenas tratado de manera real, humana y cercana, y no en tono de comedia o caricatura como se hacía ese entonces (2003).
De cara a su reestreno y de cómo trabajó este rol que marcó su carrera en televisión, Felipe Braun habló con Fotech.cl.
¿Qué te parece el reestreno de “Machos”?
Me gusta mucho. “Machos” fue una muy buena teleserie y es bueno que esté de vuelta. Toca temas que hasta ese momento las teleseries no habían tratado.
¿Por qué crees que se transformó en un fenómeno?
Fue un conjunto de cosas, desde su historia y temáticas hasta el elenco y todo el trabajo que se hizo a nivel de producción. Por algo “Machos” llegó a ser vendida a muchos países y hasta el día de hoy está en la memoria de la gente.
¿Qué recuerdos tienes de tu personaje?
Del personaje tengo muy buenos recuerdos, pero también del proceso que tuvimos con la historia. A mí me significó un cambio importante en mi carrera, de hacer roles secundarios pasé a protagónicos y eso fue súper importante para mí. Era primera vez que me reconocían con un personaje y eso fue muy bonito.
Ariel Mercader, el hijo homosexual de Ángel, se transformó en un ícono en la historia de las teleseries chilenas…
Es que era todo lo que representaba y tenía una historia muy justa que contar: él buscaba la aceptación de un padre, algo transversal para cualquier persona… y es difícil no empatizar con eso.
¿Cómo fue dar vida a un gay en televisión hace 18 años?
Para mí fue fácil interpretarlo. Estaba muy bien escrito y yo solo sumé mi interpretación. Hay algo que pedí para interpretarlo… y creo que salió muy bien: que no tenía que ser amanerado.