Rostro de la contracultura norteamericana, parte de una dinastía hollywoodense y, sobre todo, un talentoso actor. Todo ello caracterizó a Peter Fonda, mítico intérprete que falleció a los 79 años, víctima de un cáncer de pulmón.
“Murió pacíficamente el viernes por la mañana, 16 de agosto a las 11:05 am, en su casa en Los Ángeles rodeado de familiares”, informó su familia en un comunicado. “Mientras lloramos la pérdida de este hombre dulce y amable, también deseamos que todos celebren su espíritu indomable y amor por la vida”, agregaron sus cercanos.
El actor, hijo del legendario Henry Fonda, hermano de Jane Fonda y padre de Bridget Fonda, se hizo mundialmente famoso por “Easy Rider” (conocido en Latinoamérica como “Busco mi destino”), aquel clásico de la cinematografía que escribió, produjo y protagonizó en 1969 y por el que recibió una nominación al Oscar como mejor guionista.
Una película que supo conectar con la generación de Woodstock y contraria a la Guerra de Vietnam, que lo transformó en un símbolo de la rebeldía que caracterizó a los años 60.
Aunque después participó en numerosos títulos, no fue un artista de consumo masivo, y aunque en su filmografía figuran filmes como “Los locos del Cannonball” o “Ghost Rider”, e incluso apariciones en series de televisión, entre elas “CSI: New York” y “The Blacklist”, en general orientó su carrera hacia películas de bajo presupuesto y escaso impacto comercial. Ejemplo de ello es “El oro de Ulises”, de 1997, una joyita que le valió su segunda nominación a los premios de la academia, esta vez como mejor actor en un rol principal.
Sin dudas, fue un aporte valioso al Séptimo Arte, que su familia terminó despidiendo con la siguiente solicitud: “En honor a Peter, por favor levanten un vaso a la libertad”.