Por muchos años, el Festival de la Canción de Eurovisión no fue recordado como el lugar donde despegaron al mundo talentos como los de ABBA, Celine Dion o Domenico Modugno. Para muchos, fue sinónimo de un show de canciones desechables, donde hacer el ridículo podía ser más relevante que una propuesta profesional. Y pese a que esa época ya parece haber quedado atrás, con una calidad musical en ascenso y propuestas cada día más variadas -basta revisar al menos los últimos cinco ganadores del concurso musical más grande del mundo-, esa idea del “show kitsch” permanece en la mente de muchos.
En 2017, Salvador Sobral obtuvo la primera victoria en Eurovisión para Portugal, con una balada íntima acompañada de un simple juego de luces que lo ayudaron a emocionar a millones de personas. Al ganar, Sobral dejó de lado los agradecimientos tradicionales y prefirió declamar que “la música no son fuegos artificiales, la música es sentimiento”, apuntando indirectamente a muchos de sus colegas en el concurso que habían utilizado dicho recurso.
Y, como ocurre normalmente, muchos tomaron la experiencia del último ganador e imitaron propuestas sencillas y baladas profundas. El escenario preparado en Lisboa para recibir el concurso dejó de lado los LEDs y muchos países apostaron por volver a cantar en su lengua nativa, tal como lo hizo Salvador (la primera victoria desde 2008 sin usar el inglés). Su vecina España intentó este camino, llevando a los ganadores de la exitosa reencarnación de Operación Triunfo, con una balada que no ha logrado generar interés alguno fuera de las fronteras hispanas.
Por el contrario, aquellas propuestas que decidieron mantenerse llamativas son las que han logrado salido airosas y liderar las apuestas para llevarse el trofeo.
Israel publicó en marzo el video de “Toy”, su canción representante, y en un par de horas se convirtió en la favorita indiscutida para ganar el ESC 2018. Detrás de este tema pegajoso se encuentra Netta Barzilai, ganadora de un talent show donde destacó por su capacidad de mezclar temas en vivo con un looper (su mix de Papi Chulo con un tema en hebreo es épico). Y tal como ese mix, “Toy” es un tema que sólo en palabras sería imposible de comprender a cabalidad: un himno de empoderamiento femenino compuesto por múltiples capas de sonidos étnicos, reminiscencias de K-Pop, sonidos de gallinas y exuberante energía. El carisma de Netta traspasa la pantalla y permite que esta mezcla ultra saturada destaque y trate un tema tan vigente como el machismo de una forma más lúdica.
Si Netta destaca como una mujer fuera de los moldes, Eleni Foureira es todo lo contrario. Con una figura excepcional y una larga trayectoria en el mundo del pop en Grecia y Chipre (país al que representa), esta cantante de origen albanés presentó “Fuego” hace algunos meses, la que fue catalogada de inmediato como una canción del montón, un pop fácil que haría bailar pero que no destacaría dentro de otras propuestas. Incluso muchos dudaron de que Eleni fuera capaz de cantar bien el tema. Esto hasta que comenzaron los ensayos: durante meses, Foureira había practicado al milímetro una coreografía infartante que levanta a todo el público y donde la pirotecnia acompaña a su voz y su presencia. ¿El resultado? En una semana subió más de 20 puestos en las apuestas, arrebatándole el primer lugar a Netta el lunes pasado.
Otro de los favoritos es Francia, representada por el dúo Madame Monsieur. Su tema “Mercy” es casi epítome de lo que uno imaginaría de Francia: un tema electropop melódico, cantado en su idioma nativo, que evoca la crisis de refugiados (en particular, el caso de un niño nacido en un barco humanitario luego de que su madre fuera rescatada en el Mediterráneo). Aunque la propuesta en escena es mucho más sencilla que “Toy” o “Fuego”, el show de Madame Monsieur está también pensado: están los trajes sencillos pero a la medida diseñados por Gaultier, las señas con las manos que evocan las usadas en el rescate de refugiados en alta mar y que, repetidos por diez mil personas en el Altice Arena, generan un efecto impresionante.
Otras propuestas que destacan son Estonia, que va con la cantante de ópera Elina Nechayeva vestida con un traje largo sobre el que se proyectan escenas; Noruega, con un tema simplón pero que es interpretado por Alexander Rybak, el carismático e histórico ganador del concurso de 2009; el “videoclip” realizado en vivo por Benjamin Ingrosso de Suecia; y la República Checa, que con la animada interpretación de Mikolas Josef está por entregarle a su país el mejor resultado que ha tenido en su corta historia eurovisiva. Algunas baladas destacan: Ieva Zasimauskaitė de Lituania ha sido la sorpresa del evento, con una romántica y emotiva presentación por la que nadie daba un peso en un comienzo; Ryan O’Shaughnessy de Irlanda lleva un tema sencillo pero que destaca con los bailarines que interpretan una pareja gay y que le valió la censura de la televisión rusa y china; y la emotiva interpretación de Michael Schulte de Alemania con un tema dedicado a su padre fallecido.
Independiente de quien resulte ganador o ganadora, todas las presentaciones anteriores cuentan con algo en común: no basta únicamente con una gran canción para ganar. Tampoco con un buen cantante o un gran desempeño vocal. La forma de entregar ese tema también tiene un valor artístico en sí mismo. Directores, productores, escenógrafos, camarógrafos, coristas, bailarines e iluminadores, cada uno cumple un rol clave para permitir que, en 3 minutos exactos, esa canción y dicho cantante puedan atravesar la pantalla y entregar el mensaje a millones de personas de diferentes culturas.
El mensaje de Sobral es real: la música es sentimiento. Pero también lo pueden ser un simple juego de luces o una cascada permanente de fuegos artificiales, mientras estén bien pensados y realizados. Es lo que logra el arte en sus diferentes formas.
La Gran Final de Eurovisión será transmitida en Chile este sábado 12 de mayo desde las 16:00 hora local por TVE Internacional y el canal oficial de YouTube, donde también están las semifinales y los shows completos de sus participantes. Al igual que en los últimos años, se realizará una Gran Fiesta Eurovisión desde las 15:00 del mismo día 12 de mayo. El evento se realizará en el Bar Divina Esquina (Ernesto Pinto Lagarrigue 335, Barrio Bellavista, Recoleta). No se paga entrada, sólo el consumo. Para más información, visite aquí.
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