En estas últimas semanas hemos tenido sobredosis de erotismo en nuestra nunca bien ponderada TV. Con “Fiebre de Baile”, “Yingo”, “Pelotón” y otros programas han logrado calentar estos fríos días invernales.
Me acuerdo de la época en que la opinión pública ponía el grito en el cielo con los escotes y minifaldas de las invitadas a “Viva el Lunes”, o con los bailecitos de “Mekano”. Ahora estos programas, tan criticados en su momento, parecen “clásicos de la TV” (y a lo mejor lo son) al lado de lo que se exhibe ahora. Uno ve programas como “ExpedienTV” y “TV o no TV” donde se muestra el escándalo que causó en su momento “Sabor Latino” y se da cuenta de la evolución (¿o involución?) de la TV chilena al respecto.
No estoy en contra del uso del erotismo en la TV, siempre que esté dentro del marco correspondiente (horario para mayores). Lo que me preocupa es la forma de erotismo predominante en estos momentos:
En general, hay dos tipos de erotismo:
– «Hot»: Sensual y elegante, con clase. Para mí, los símbolos de este tipo son la Sita Jeannete y Lola Melnyck, dos mujeres regias que se ven elegantes hasta bailando reggaetón. También está Cecilia Bolocco (salvo en el “Wena Chechi” con Marrocchino), Lucila Vit y Kenita Larraín. También Maura Rivera y Blanquita Nieves (aunque sus bailes tienen mucho de “jot”)
– «Jot». Sensual y guarro, picantón, o derechamente rasca. Símbolos de este tipo son Pamela Díaz, la Geisha y Adriana Barrientos. En una escala menor, Marlen Olivari.
(Reflexión aparte: las «hot» que nombré son rubias y las «jot» son morenas ¿prejuicio?)
En la TV de hoy predominan lo “jot”. Veamos programa por programa.
Yingo: Alex Hernández superó su propia marca. Al lado de este programa, “Mekano” parece “Plaza Sésamo”. Lo he visto a ratos, casino online y es apenas soportable. Un grupo de niñas con poca ropa y adolescentes espinilludos perreando y ponceando sin culpas, o participando en “líos amorosos” cuyo carácter de “tongo” se aprecia a kilómetros de distancia. El éxito de este programa es otra muestra más de lo mala que está la educación en Chile.
Fiebre de Baile: Juan Pablo González hace en Chilevisión lo que no le permitían ni por error en el 13. Del programa de “semi-etiqueta” que fue “Locos por el Baile” pasamos a este verdadero “casting para café con piernas”, donde lo único más caliente que los bailes y atuendos de algunas participantes es la cabeza de Arturo Longton. Han tenido que cambiar las reglas para que la competencia no se convierta en un duopolio entre Blanquita y Maura, manifiestamente superiores al resto. Además, ha permitido constatar que el mote de “show-woman” le queda demasiado grande a Marlen Olivari.
Pelotón: A estas alturas, “Pelohot”, “Polvotón” y otros apelativos similares. Se sabía que existió sexo en otros realities, pero nunca fue tan evidente como en éste. Schilling comiendo de la mano de la argentina Montero y el semental árabe Nabih haciéndole los cortes a la hija de la Geisha y a Kenita se han convertido en recursos importantes para levantar el rating del programa… además de otras cosas.
Otros: “Morandé con Compañía” ya no llama la atención. Con Adriana Barrientos en “1910” perdió gran parte de su arsenal erótico. Por otra parte, “Teatro en Chilevisión” nos sigue mostrando obras que parecen calcadas entre sí, donde casi siempre Pato Torres interpreta a un hombre casado que trata de engrupirse a una “mina” generosa en atributos y escasa de ropas que perfectamente podría ser su hija (cualquier semejanza con la realidad…)