Universidad de Chile volvió a una copa internacional después de cuatro años y lo hizo a lo grande venciendo al vigente campeón en el Estadio Nacional.
El miércoles 2 de abril, los azules vivieron una noche mágica en el coliseo chileno en el inicio de la Copa Libertadores, donde tenían una difícil misión al enfrentar a Botafogo, equipo brasilero que fue el último campeón de la anhelada Copa Libertadores.
Bajo esta misma línea, Universidad de Chile salió a la cancha con la ilusión de que los tres puntos se quedaran en casa y a estadio lleno. Ya entrado en el partido, si bien el cuadro visitante controló más el juego que los laicos, no fueron ampliamente superiores y se vio un primer tiempo algo desordenado, donde el balón iba de un lado a otro, pero si peligro para ambos lados.
Ya en el segundo tiempo y con apoyo de su gente, los azules salieron a buscar el partido y así se notó, el equipo chileno fue superior durante los últimos 45 minutos y con el ingreso de Nicolas Guerra los espacios se comenzaron a abrir y llegó el primero para el «Bulla» de la mano de su nueve goleador Lucas Di Yorio, quien quedo solo frente al arquero y la mando a guardar al costado derecho del portero brasilero.
Sensaciones de la victoria de Universidad de Chile
Asimismo, uno de los grandes responsables de la victoria de la U por la cuenta mínima ante Botafogo fue su DT Gustavo Álvarez, quien una vez finalizado el encuentro señaló que «este es un equipo de hombres, de jugadores que entregan todo y en la adversidad se fortalecen. Ganar al vigente campeón es importante para nosotros, pero siempre con los pies sobre la tierra».
Por otro lado, su capitán y volante de los azules, Marcelo Díaz, agregó que: «Cuando entré a la cancha y la gente cantaba tanto, casi me puse a llorar de la emoción, lo ganamos porque esta copa hay que jugarla con el corazón», señaló.