Indignación y repudio fue lo que produjo anoche las polémicas declaraciones del empresario, quien en el programa «Mentiras Verdaderas» confesó haber acosado a mujeres. «Sí señor, yo he acosado sexualmente. Es una frescura que existe en este país y en todo el mundo», indicó.
Esto provocó una campaña en redes sociales que hacía un llamado a denunciar al CNTV a Emeterio Ureta, lo que se ha concretado con 24 acciones en su contra en el organsimo. Ante esto, y en conversación con Emol, se defendió de las críticas en su contra.
«El acoso sexual ha existido siempre en Chile. Los gerentes siempre van a coquetear con la secretaria bonita. Existe acoso sexual en todas las empresas del país. Yo conté que, cuando fui gerente de un banco determinado —que no lo voy a nombrar, por razones obvias—, yo también acosaba a la secretaria», contó.
Consultado si se arrepentía de lo que había hecho, dijo: «No me voy a arrepentir nunca de nada. La vida continúa y uno hace cosas en la vida. Naturalmente que, con 72 años no voy a acosar a una secretaria en mi empresa. Naturalmente que no, pero cuando éramos jóvenes todos lo hacíamos, lo que pasa es que yo no lo niego. Yo cuento la verdad porque soy muy hombre para mis cosas».
«¡Cómo me va a dar vergüenza! Para nada, para nada. Todos lo han hecho en su vida. El jefe directo de tal amiga suya, también. ¿Te fijas tú? Lo que pasa es que no lo cuentan, se quedan callados. Lo cuento con naturalidad porque no dependo de nadie», agregó.
Aún así, reconoció que el acoso sexual «no me parece nada de bien, pero es el mundo que estamos viviendo. Pasa con las actrices de cine, pasa con el presidente Bill Clinton cuando tuvo a la señorita (Monica) Lewinsky que le hacía sexo oral. Pasa en todos lados. Él la ocultaba porque ella era su secretaria. No quiere decir que yo lo justifico, no quiere decir que yo me alegro, pero es algo que pasa y que muchos no se atreven a reconocer que alguna vez lo hicieron».
Respecto a las denuncias en su contra, afirmó que «es el riesgo que tiene la televisión. Cuando uno convida a una persona ad honorem, la persona puede hablar lo que quiere. A mí me convidan porque, no sé, soy un empresario, soy famoso, simpático. Por algo me convidan. La televisión para mí es como andar en moto, como jugar golf: es una entretención más. Soy una persona que goza yendo a la TV y me encanta. Me gusta vestirme elegante, tomarme unos pisco sour, hablar de diferentes temas, atacar a los políticos, en fin. Me encanta. Si fuese—perdonando la expresión—un huevón aburrido, no me llevarían a ninguna parte».