Hace un año, el Servicio de Impuestos Internos (SII) decidió analizar los ingresos que se generan a partir de nuevos “negocios” digitales, incluyendo en su investigación a las ganancias que obtienen los influencers gracias a las campañas publicitarias pagadas que suelen realizar en sus redes sociales.
El organismo recaudador se enfocó particularmente en Instagram, considerando a usuarios chilenos (contribuyentes, en lenguaje tributario) de esta aplicación que tuviesen más de un millón de seguidores. Ya finalizado el trabajo, las conclusiones del SII son muy interesantes.
Según publicó La Tercera, el reporte comprobó -entre otros detalles- que los influencers locales ganan mucho menos que sus pares de otros países.
“Los montos involucrados son significativamente menores a los de otros mercados. En YouTube, los datos obtenidos de Socialblade se basan en ingresos promedios por publicidad en USA, donde se paga (a agosto 2019) USD$11. por 1.000 vistas. Sin embargo, en Chile se pagaría USD$1 por 1.000 vistas, lo que reduce significativamente los ingresos”, cita textualmente la nota.
Para llegar a este tipo de inferencia, la entidad entrevistó a expertos en comunicaciones, agencias de medios y a más de una docena de influencers, sin indicar sus nombres. Sin embargo, La Tercera señala que el año pasado trascendió que figuras como Karol Lucero y Pamela Díaz se reunieron con el SII para brindar antecedentes sobre el funcionamiento de esta actividad.
Determinó, además, que en general pagan disciplinadamente sus impuestos. “Los influencers más relevantes cumplen con sus obligaciones tributarias, aunque en otros segmentos existe en general un desconocimiento de las normas. Hay quienes trabajan con agencia, contador y facturan todo. Otros emiten boletas por prestación de servicios, declarando todo como ingresos independientes”, dice el documento.
El análisis también mostró que existen dos estrategias básicas para operar en este mundo: una donde una marca contacta a la plataforma para llegar a su público objetivo a través de un influencer, siendo la aplicación la que controla el negocio; y otra en la cual una marca contrata al influencer, y es éste quien lleva directamente las riendas del negocio.
Adicionalmente, aclara que esta industria está recién tomando forma en Chile, con un mercado local pequeño que solo provee ingresos ocasionales y remuneraciones totales que “no parecieran ser de extraordinaria consideración”. De hecho, muchos de los influencers relevantes frecuentemente promocionan las marcas, más que por dinero, a cambio de canjes.