Hace algunos días el diario “La Tercera” publicó una entrevista al sacerdote Raúl Hasbún, en la cual expresaba su visión en torno a su reciente salida de pantalla del canal Mega. Desde hace algunas semanas han desaparecido los comentarios religiosos de este cura telegénico y lleno de labia, tribuna en la cual expresaba la opinión del sector más conservador de la iglesia católica, contraria al aborto, a la píldora del día después y al uso del preservativo.
Luego de años haciendo sus comentarios en Canal 13 (estación de la que incluso fue director en algún momento), Hasbún pasó a Mega, canal que supuestamente le disputaba al canal del angelito el ser “el guardián televisivo de los valores cristianos”, bajo el alero de Ricardo Claro. Durante muchos años, vimos la misma esquizofrénica escena en el primer canal privado del país: mientras a algunas horas Hasbún, John O’Reilly (líder de los Legionarios de Cristo en Chile) y otros representantes del catolicismo más conservador evangelizaban y dictaban pautas de vida, en otros teníamos dosis grandes de libertinaje televisivo: Mekano, Morandé con Compañía, el Show de Che Copete y otros donde se usaba (y se sigue usando) sistemáticamente el erotismo para obtener rating. Durante la era Claro, Mega fue un verdadero templo del doble estándar: se negaron a discutir de sexo de manera seria, abierta y profunda, pero no dieron puntada sin hilo a la hora de destapar chicas y usar humor de doble sentido para ganar en sintonía. Por eso resultan patéticas las afirmaciones de Hasbún en la entrevista en cuanto a que “Mega era el canal que representaba los valores católicos” y que le preocupaba de que el canal se fuera a “desviar” en el futuro. ¿En qué mundo vivía Hasbún? ¿Qué canal de TV veía? ¿Cómo alguien con años de experiencia en el medio no se dio cuenta de que estaba predicando en medio de “Sodoma y Gomorra”? ¿O acaso no quiso darse cuenta?
Sin embargo, con la muerte del hombre de la radio Kyoto y la posterior venta del canal al grupo Bethia, empezaron a cambiar las cosas en Mega. Al menos por el momento, se ha visto un afán de sincerar y darle coherencia al canal. Ya anteriormente alguien tuvo la feliz idea de traer a Bernardo de la Maza para ordenar un departamento de prensa que pasó de ser una vergüenza (incluso Mauricio Israel llegó a leer noticias) a tener algo de decencia. Esto también ha llevado a sacar de cuajo los comentarios religiosos, incluido el de Hasbún. Ahora el “catolicismo militante” de Mega quedó limitado a la misa del domingo y a las fiestas de guardar. Tal parece que el grupo Bethia optó por terminar con la esquizofrenia, y optaron derechamente por el rating, con apuestas exitosas como la versión “extrema” de Caso Cerrado, otras dudosas (“Maldita”, esa versión estilo “miniserie Yingo” de “Alguien te mira”) y otras fracasadas (el “talk show” de Laura Bozzo).
Aparte de que ver a un puñado de curas haciendo apología de la castidad en la antesala de “Morandé con Compañía” resultaba televisivamente poco atractivo, el fin de los comentarios religiosos de Hasbún llega en un momento en el cual la credibilidad de la Iglesia Católica (y en especial de sus grupos más reaccionarios) está a la altura del unto después de la seguidilla de escándalos por pedofilia, en especial el caso Karadima. Más que por el hecho en sí (evidentemente grave), la actitud pasiva (al límite del encubrimiento) de la jerarquía eclesiástica respecto a sus colegas ha llevado a que pierda credibilidad en los temas valóricos. Prueba de ello es que, a pesar de que en este último tiempo han tomado fuerza iniciativas como la Ley Anti-Discriminación y el matrimonio igualitario, impensables hasta hace poco, la Iglesia no ha levantado su voz para protestar con la fuerza de antaño. ¿Por qué? Por que perdieron el piso luego de escándalos como los de Karadima. Por otra parte, ¿resulta presentable que John O’Reilly, cara visible en Chile de una congregación cuyo fundador y líder espiritual resultó ser un pederasta rematado y un pillo de siete suelas, tenga pantalla para dictarnos pautas de vida?
¿Pueden existir comentarios religiosos en TV? En principio no veo problemas, pero no solamente católicos. En este país hay libertad de conciencia, y por lo tanto se debiera dar tribuna en condiciones similares a todas las religiones y denominaciones (y también a los ateos y agnósticos), como lo hace la TV española. Aparte de sus canales de cable, el mundo evangélico y protestante tiene un espacio los sábados por la mañana en TVN; el esquizofrénico programa “Conciencia de Valores”, en el cual se invita a hablar de temas “edificantes” a personajes como Claudio Reyes (¡¡¡cueck!!!); y el sketh de “Las Iluminadas” en “Morandé con Compañía”, parodia maquiavélica de un par de mujeres evangélicas que ha motivado comprensibles protestas del mundo pentescostal, y donde se ve a un Kike Morandé más intolerante y discriminador que nunca. Además, los curas conservadores van a la baja en el mercado televisivo. Con Hasbún fuera, O’Reilly alcanzado por la crisis de su congregación y Luis Eugenio Silva con una aflictiva situación personal, es la hora de gente como Felipe Berríos, Antonio Delfau y Fernando Montes (curiosamente todos Jesuitas), sacerdotes que, sin renunciar a sus legítimas creencias, tienen un discurso abierto, tolerante y donde priman el raciocinio y el sentido común.