Lo que muchos temíamos se concretó. A pesar del evidente -aunque en ningún caso definitivo- retroceso de la pandemia, la municipalidad de Viña del Mar, ante la abrumadora evidencia presentada por Canal 13 y TVN, no tuvo más remedio que tomar la difícil decisión de cancelar la edición 2022 del Festival de Viña.
Hay que destacar la madurez y responsabilidad con que la flamante alcaldesa Macarena Ripamonti y el Concejo Municipal abordaron este asunto, muy lejos de ansiedad y tozudez de su antecesora Virginia Reginato. En vez de forzar a la realización del evento sea como sea, o arriesgarse a entrar a un litigio de inciertos resultados con los canales organizadores, optaron por escuchar los motivos por los cuales no se podía hacer el certamen, y buscar una solución que protegiera de la mejor forma posible los intereses de la Ciudad Jardín. La alcaldesa, en uno de sus ya tradicionales “lives” de Instagram, dio la cara frente a la ciudadanía y explicó los motivos de la decisión. Se logró la comprensión y el apoyo del comercio, turismo y muchos otros sectores que se verán claramente afectados por esta cancelación.
La cosa estaba difícil. Un evento como este requiere alrededor de un año de preparación. Además, aún no tenemos recitales de estrellas internacionales en Chile, y traerlos en estos tiempos es una gran complicación, pues implica cuarentenas y eventuales riesgos de suspensión de shows a última hora por contagios. Además, no se sostenía con una Quinta Vergara con el aforo reducido. Para más remate, los canales organizadores, en un momento de crisis de la industria, no cuentan con las espaldas económicas suficientes como para mantener un evento de estas características. En resumen, no estaban dadas las condiciones para el retorno del “Monstruo”.
Más que lamentarse por esto, es la gran oportunidad para someter al evento a un fuerte proceso de reingeniería, de manera de adaptarlo a la nueva realidad y que vuelva con nuevos bríos en febrero de 2023. Ya podemos dar por muerto al Festival de Viña tal como lo conocimos hasta el 2019. Lo que se viene ahora es algo nuevo, acorde a las nuevas circunstancias.