En medio del peor momento de la industria televisiva nacional, que aunque venía desde antes se vieron empeorados por el Estallido Social y la pandemia de Coronavirus actualmente en curso, Televisión Nacional de Chile (TVN) está viviendo momentos decisivos en su historia. Balances con cifras en rojo, rebajas de sueldos y constantes reducciones de personal están haciendo temer seriamente por la mismísima continuidad del canal estatal.
Me temo que el formato de empresa de canales de TV de toda la vida tiene sus días contados. Resulta evidente que los canales “mastodónticos” con burocracia, instalaciones y sueldos astronómicos para ejecutivos y rostros ya resultan inviables e insostenibles como modelos de negocio. Si el propio Mega, que lleva años monopolizando el liderazgo de la industria sin que la competencia le haga sombra, se está viendo obligado a echar gente y racionalizar recursos porque los números no dan, ¿qué queda para el resto? Esto va a implicar deshacerse del exceso de cemento, fierro, burocracia, rostros y ejecutivos, y reducirse (por no decir “jibarizarse”) a un formato con menos producción propia y mayor asociación con productoras independientes.
Si ya para TVN era problemática desde antes su confusa condición de ser canal “público” pero tener que funcionar en los hechos como canal privado para financiarse, esta “doble alma” impuesta por ley se está transformando en una maldición en los momentos complicados que vive en la actualidad. La resolución de la situación del canal estatal, cualquiera que esta sea, pasa necesariamente por sincerar su status de una vez por todas. Si se quiere a TVN compitiendo por rating y pautas publicitarias a la par con sus similares privados, haciendo el mismo tipo de programas que una estación televisiva cuyo principal objetivo es la rentabilidad, mejor privatizarlo de una buena vez y se acabó el asunto.
Ahora, si quieren que TVN sea un canal público con todas sus letras, algo así como TVE, la BBC o la TV Pública Argentina, va a tener que reinventarse totalmente. Necesitan buscar una forma de financiamiento (donaciones, impuestos, etc.) que les permita subsistir sin necesidad de luchar por el rating ni de depender del avisaje publicitario, y centrarse en emitir programación de alta calidad y bajo costo, ya sea producción propia o comprada a productoras independientes.
¿Chile necesita un canal de TV público de calidad? Yo creo que sí. Se necesita un medio televisivo que haga de contrapeso a los intereses económicos detrás de los canales privados. En otras industrias, y también en la televisiva, se ha visto que los privados tienen serios problemas para autorregularse y que tienden a tomar decisiones mirando solamente la planilla Excel con los balances, buscando números azules a cualquier costo aunque tengan que pasar por encima del interés general e incluso de las leyes. Se necesita de un medio libre de la tiranía del rating y de la publicidad, que entregue programación de calidad e información objetiva, y eso solamente lo puede proporcionar un canal “del estado”, con reglas claras para que no se pueda transformar fácilmente en canal “del gobierno”.
Creo que TVN, tal como lo hemos conocido, tiene sus días contados. Si sobrevive, lo que vendrá será algo que posiblemente mantendrá el nombre histórico, pero que será una cosa muy distinta, ojalá adecuada para los tiempos que vienen.