Cuando alguien es una estrella cinematográfica lo más probable es que además sea una persona millonaria y, como tal, tenga su futuro más que asegurado. Eso explica que celebridades como Cameron Diaz o Tobey Maguire, entre otros casos, un día deciden que no quieren hacer más películas y se retiren de la industria sin ninguna preocupación acerca de cómo pagarán sus cuentas.
Otro actor que podría sumarse a la lista de intérpretes con la vida resuelta que se retiran a una edad temprana es Tom Hardy. El rostro detrás de “Venom”, a sus 43 años, ha declarado que está un poco cansado del mundo del cine.
“Creo que hay menos razones para trabajar, en última instancia, porque el objetivo de mi vida es estar con los niños y mantenerme en forma y sano y comer bien y todas esas cosas”, declaró en una entrevista concedida a la revista Esquire.
Hardy, que cuenta con una carrera en la industria de Hollywood que incluye su participación en películas como “Revenant: el Renacido”, “Dunkerque”, “Batman: El caballero de la noche asciende” y “Mad Max: Furia en el camino”, entre muchas otras, reconoció que la pandemia del coronavirus le permitió tener más tiempo para reflexionar sobre el mundo, cómo ha vivido su vida y lo qué es importante y qué no.
“Si tienes un techo sobre tu cabeza, una cama y comida en el refrigerador, ¿cuánto es suficiente? Porque la vida no es un ensayo general, ¿verdad? Es en directo. Y pasa una sola vez”, comentó.
Profundizando en el tema, el actor dijo que durante el confinamiento debido al coronavirus le nació una vocación inesperada: hornear pan casero de forma artesanal.
Contó que a lo largo del encierro se dedicaba al entrenamiento físico en su jardín unos 15 minutos cada día, luego se preocupaba de las lecciones escolares de sus hijos, y después a elaborar pan de masa madre. Hasta tal punto perfeccionó la técnica, que hoy está convertido en todo un experto panadero.
“¡Todavía tengo la levadura fresca! Hay que cuidar de ella todos los días. Es un compromiso. De hecho, me las he arreglado para conseguir dos en caso de que a alguien se le caiga una al suelo o de que el frasco explote y pierdas un año y medio de trabajo”.
Reveló, además, que está pensando que podría abrir una cafetería especializada en masa madre. “Y vender café y pan de masas madre, y organizar clases de jiu-jitsu y reuniones de alcohólicos anónimos. Y (los clientes) podrían traer a su perro, por supuesto”, concluyó.