Ana Tijoux, Lucía López, María Luisa Cordero, Adriana Barrientos, Daniel Stingo, Jorge Baradit, la Tía Pikachú. Luego del lapidario resultado a favor de la nueva constitución del plebiscito del 25 de Octubre pasado, se abrió la temporada de candidaturas a la futura Asamblea Constituyente. Han salido nombres de políticos antiguos, parientes de políticos, gente del mundo académico y social y, por cierto, de gente “famosa”, entendiendo esto como gente que se dio a conocer a través de los medios, principalmente la televisión.
Si hay algo que quedó claro en el plebiscito es que el pueblo quiere que la nueva constitución no se haga en una “cocina” estrecha a cargo de un grupo reducido de “chefs”, sino que en una “olla común” donde todos puedan meter la cuchara para ver cómo va quedando la cazuela. La Asamblea Constituyente es una gran oportunidad para darle tiraje a la chimenea e iniciar un importante proceso de “aggiornamiento” de la clase política. Sería una traición que terminara transformada en un “cementerio de elefantes” para políticos retirados o derrotados o una pasantía para algunos de sus hijos o parientes.
Si bien, como señala Pablo Ortúzar en una reciente columna del The Clinic, esta gente es la que estaría más preparada para el proceso por sus años de experiencia en el sector público, su desempeño en los últimos años y su desconexión con las problemáticas de la ciudadanía los dejan en mal pie. El pueblo se cansó de los “zorrones” con Doctorados y MBAs en Universidades Gringas carentes de “calle”, que cruzan la Plaza Italia y se apunan, y que no tienen idea de lo que pasa más allá de su gueto adinerado. Cabe recordar la cantidad de declaraciones pelotudas de “pelmazos ilustrados” como los ministros Varela, Fontaine, Larraín, Palacios y otros que terminaron enervando a la gente y encendiendo la mecha del Estallido Social.
Este proceso va a requerir una asamblea diversa y variopinta, con gente con “calle”, gente con “libro” y gente con experiencia práctica. Si se excluye a la gente “con calle”, se corre el riesgo de que la nueva constitución termine como el Transantiago: un sistema que funcionaba perfecto en la teoría, pero en la práctica no sirvió pues se omitieron un montón de detalles prácticos, como verificar si los buses podían doblar en las esquinas o pasar por debajo de los puentes. Obviamente un Ingeniero en Transporte está en mejor pie para planificar el tránsito de una ciudad que un chofer de micro o un taxista, pero estos últimos, debido a sus años de experiencia y a su conocimiento, conocen detalles que el ingeniero no maneja, y que si no los tiene en cuenta van a mandar su planificación a pique a la hora de llevarla a la práctica. Se necesita gente que tenga una visión práctica, y aquellos con permanente contacto con la realidad como los actores sociales, artistas y algún que otro “famoso” podrían darla. Llevando esto a la constitución, quizás gente como Jorge Baradit o Ana Tijoux no está en condiciones en diseñar una nueva institucionalidad de salud, pero sí pueden dar una visión realista de los problemas que a los expertos les sirve para no hacer castillos en el aire y crear el nuevo sistema con los pies en la tierra.
En esta pasada, ¿qué pasa con los “famosos”? Que algunos de ellos sean sondeados para cargos políticos no es nuevo. Cabe recordar que a finales de los años 80 muchos estaban sondeando a Don Francisco como candidato presidencial, y en la actualidad no pocos mencionan a Julio César Rodríguez para lo mismo. En la actualidad tenemos gente proveniente del “show-business” en cargos de poder, algunos sumamente criticados por sus excentricidades como Cathy Barriga y Florcita Motuda; otros con gestiones sobrias y correctas como René De La Vega como alcalde de Conchalí y Carolina Marzán (la recordada Paolita de “Los Venegas”) como diputada; y algunos más en posiciones expectantes como la “Abuela” Pamela Jiles y su notable estilo performático irónicamente similar al de Donald Trump, que se ha anotado logros notables como el retiro de 10% de las AFP y que incluso ha empezado a sonar como opción presidencial.
Obviamente dentro de los “famosos” hay que distinguir. No es lo mismo Daniel Stingo que Ana Tijoux y Adriana Barrientos. Gente como Daniel Stingo, Mauricio Daza, Lucía López y la Doctora Cordero son profesionales con trayectoria, y creo que tienen competencias de sobra para ser constituyentes. Otra cosa son actores sociales como Jorge Baradit y la Tía Pikachú y artistas como Ana Tijoux, que pueden aportar la visión práctica. Si algo tienen los artistas, es que, al menos en teoría, tienen más “calle” y que, por su mismo ejercicio artístico, saben leer mejor lo que vive y quiere la gente. Cabe recordar que en muchos de los shows de humor de los Festivales de Viña del Mar y Olmué de la última década anunciaron el estallido social con letras de liquidación: Jorge Alís, Stefan Kramer, Bombo Fica, Coco Legrand, Pedro Ruminot, León Murillo, Belén Mora, Pamela Leiva, Edo Caroe, Natalia Valdebenito, Fabrizio Copano.
Respecto a gente como Adriana Barrientos, que no tiene más que su pasado como figura farandulera, habría que verla. Puede que ser conocida le juegue a su favor, pero no tengo claro si podría ser aporte como constituyente. No hay que despreciar el factor mediático, pues como bien lo ha demostrado Donald Trump en la reciente elección estadounidense, un “vendedor de humo” con gran manejo comunicacional y mediático puede, a pesar de su falta de preparación, llegar a Presidente de los Estados Unidos, e incluso mantener una base de apoyo importante después de cuatro año de gestión desastrosa.