La corajuda actuación de Edo Caroe en Olmué no merece otro calificativo que el de «épica». Es la primera vez que un show humorístico en este importante escenario está a la altura de recordadas rutinas del Festival de Viña como las de Coco Legrand el 2006, Stefan Kramer el 2008 y Bombo Fica el 2012, la de la «Masterplop». Su triunfo fue rotundo: el público del Patagual riendo a mandíbula suelta; peak de rating en TVN, en el momento en que más lo necesitaba; TT nacional y mundial en Twiiter hasta casi un día después de su show; y un precedente brutal para sus colegas.
Los que hemos seguido la carrera de Caroe sabemos que estuvo dentro de lo que se le conoce, aunque esta vez le dio más énfasis al humor que a la magia. Algunas partes eran conocidas para los que lo vieron en «Mentiras Verdaderas» y en «Alfombra Roja Prime», pero no así para la gran masa. En particular, el chiste del cura ya era una sandía calada dentro de su repertorio, pero ahora amenaza con convertirse en un «clásico» recordado al nivel de la tarjeta «Masterplop» de Bombo Fica. A partir de ahora, recibir “una bebida y un chocman” nunca más será lo mismo.
Simplemente no dejó títere con cabeza. Repartió hacia la izquierda y hacia la derecha, aunque la UDI, Penta y el mundo empresarial se llevaron, y con toda razón, los peores zarpazos. Puro humor negro, asertivo, inteligente y novedoso. El “humorismo pebre”, picante pero muy preparado, llevado al éxtasis. Caroe es un equilibrista que sabe hacer piruetas arriesgadas caminando en el límite. Sin embargo, y aunque suene paradójico, no se desubicó. Fui a su show en vivo en el Teatro Velarde de Quilpué el año pasado, donde hizo alusiones irónicas a la tragedia de Juan Fernández, y un «este truco me lo enseñó Gervasio» al hacer la magia con las cuerdas. Si se manda esas tallas en Olmué, se lo comen vivo ahí mismo.
Después de esto, Caroe empezó a pisar fuerte y a reclamar con argumentos su lugar dentro de los mejores comediantes de Chile, y en un nicho humorístico particularmente difícil, que es el del humor negro y de contingencia. Resulta notable que, en un momento donde los humoristas se quejan porque ya no pueden hacer los clásicos chistes de gays, borrachitos y otros para “no discriminar”, alguien triunfe con rutinas donde hiere susceptibilidades sin misericordia. Caroe amenaza con transformarse en nuestro George Carlin.
Una palabra para Oscarito, simplemente notable. Una clase magistral acerca de cómo reírse de sí mismo. Imitador talentoso, gracioso y simpático. El partner perfecto para Caroe.
Por lo que mostró en Olmué, Edo Caroe tiene capacidad de sobra para armar un show potente y arrasar en el Festival de Viña. Tarde o temprano, el monstruo se cruzará en su camino. Sin embargo, creo que habrá que esperar al menos hasta el 2016, por dos razones: primero, dificulto que Edo y su equipo pueda armar un show especial para Viña en menos de un mes, considerando lo que se demoraron en crear el de Olmué; y segundo, porque dudo que Chilevisión le proporcione la libertad y carta blanca que le dio TVN, y sin eso Edo Caroe no es más que un buen número de varieté. Como el mismo ha dado a entender, o lo dejan hacer su show con la libertad que necesita, o mejor no lo lleven.
Aparte de la UDI, Caroe dejó varios damnificados más: los integrantes del jurado de «Coliseo Romano» que decidieron que Edo perdiera la final de la primera temporada frente al ahora defenestrado Ruddy Rey; los ejecutivos de Canal 13 que lo relegaron a actuar a la hora del níspero en «Alfombra Roja Prime», sin darle opciones para desarrollarse más; y, en especial, los ejecutivos de La Red que lo despidieron de “Mentiras Verdaderas” de un día para otro, y que ahora quedaron como la mona ante todo Chile.
Por primera vez, una rutina humorística de Olmué marcará la pauta a las de Viña. Guste o no, vamos a tener muy presente a Caroe cuando veamos a Dinamita Show, Centella, el Huaso Filomeno, León Murillo y Arturo Ruiz-Tagle tratando de hacer reír al monstruo en un mes más. Caroe hizo una apuesta arriesgada, la ganó y ahora le subió la vara a todos sus colegas. Ahora, ¿Chilevisión les dará libertad a los comediantes para que hagan su show, o les pondrá cortapisas como ya lo hizo con los Dinamita en temas políticos? Quizás el Flaco y el Indio no tienen tanta presión por su condición de “hijos predilectos de la Quinta Vergara”. La presión será más grande para Centella y Filomeno, también salidos de “Coliseo Romano” como Caroe; y para Murillo (precursor del Stand Up en Chile, y libretista del show de Jorge Alís el año pasado) y Ruiz-Tagle, que en sus rutinas incluyen mucho la contingencia.