No es solamente la teleserie más exitosa de las 20 horas, sino que también la ficción nacional más vista en lo que va del año. La actual vespertina de la señal estatal, realizada por un equipo liderado por el director Christian Maringer, deja atrás las comedias con toques infantiles e historias que se quedan en la anécdota para rescatar elementos que a estas alturas se hacían necesarios.
Pese a que en un comienzo no faltó el que comentó que “El Amor lo Manejo Yo” era una nueva versión de “Aquí Mando Yo”, por el título y sus protagonistas, se puede decir que son más bien lo contrario, alejándose también de lo que vimos en “Pobre Rico”, que terminó muriendo con su alargue, y “Somos los Carmona”.
Desde la promoción, la verdad es que la teleserie no prometía mucho, así, mientras las campañas de “Mamá Mechona” y “Las 2 Carolinas”, las apuestas de la competencia, hacían lo imposible por buscar cómo hacerse presente, TVN solo se limitaba a promocionar el regreso de la dupla conformada por María Elena Swett y Jorge Zabaleta, quienes se reencontrarían tras encabezar por separado las nocturnas “Socias” y “Separados” respectivamente. Por lo que no quedó otra que esperar el primer capítulo para enterarnos de que trataría y como sería la tercera integrante de la actual guerra de teleseries de las 20 horas. Y hasta el momento no ha defraudado.
Si bien no es una historia original, corresponde a la versión chilena de la trasandina “Dulce Amor”, la adaptación a cargo de Guillermo Valenzuela y su equipo compuesto por Benito Escobar, Florencia Martínez y Camilo Brodsky, logra dar con nuestra idiosincrasia. Así, y más allá de los elementos que conforman una teleserie, la producción habla de la vida de barrio, la lucha que éstos deben dar cuando son invadidos por las inmobiliarias, o la falta de oportunidades para los jóvenes. En cuanto al guión, es agradable volver a tener un melodrama, con escenas largas, que se tomen el tiempo necesario para contar la historia, e incluso sumando realismo mágico para aportar a la trama. Lo mismo en el caso de la construcción de los personajes, aquí cada uno tiene su propio cuento, y un cuento importante que es lo fundamental.
En la dirección y puesta en escena, se nota un gran cambio con sus antecesoras. Así, el equipo encabezado por Christian Maringer ha logrado un sello de calidad, mostrándonos una teleserie mucho más cuidada y que le da más valor a los detalles, desde la elección del elenco hasta la musicalización de la trama. La historia se refresca constantemente gracias a la variedad en las tomas, o a sus exteriores y locaciones reales, aquí si un personaje va al aeropuerto, va a uno de verdad, y no se pasea por los pasillos del canal como ha pasado en otras oportunidades.
En cuanto al reparto, son varios los actores que logran destacar. La historia original se basa en la química de sus protagonistas, por lo mismo María Elena Swett y Jorge Zabaleta dieron inmediatamente con el primer requisito, no por nada son la única dupla histórica de las teleseries que se mantiene hasta el día de hoy trabajando juntos. Cada uno muy cómodo en su papel, siguen reencantando al público, el que tuvo que esperar hasta el capítulo cuarenta para ver el primer beso de Victoria y Marcos, un beso que los hizo brillar como nunca, rescatando así el romanticismo de las grandes historias. María Gracia Omegna, quien se aleja de los personajes sufridos y fomes, sobresale con una tremenda interpretación para dar vida a la chispeante Natalia, y que junto a Diego Muñoz como Julián, logran una química que los refresca como dupla. Mientras que en los antagónicos, también se lucen la versátil Luz Valdivieso y Julio Jung Duvauchelle, quien en su segunda teleserie logra traspasar toda la odiosidad de su personaje.
Además de ellos, destacan Rodrigo Muñoz, quien siempre en tono de comedia, ahora se convierte en el querible mayordomo de las Duque; Carmen Gloria Bresky que sigue demostrando lo gran actriz que es, en esta ocasión como la ludópata y ambiciosa Gaby; y Antonia Santa María, quien codeándose más que merecidamente con la dupla central, interpreta a una justiciera Noelia, que a diferencia de Angie, su anterior personaje, este comienza a provocar anticuerpos en el público al entrometerse en el romance de cuentos que tienen Victoria y Marcos. Esperemos que prontamente podamos verla asumiendo un rol protagónico, lo tiene más que ganado.
Por otro lado, se agradece tener a actores de gran trayectoria, como Coca Guazzini, María Elena Duvauchelle, Loreto Valenzuela, Patricio Achurra y Osvaldo Silva, con papeles a su altura y no como un adorno más de la escenografía. Mención aparte para Jorge Yáñez, quien fue parte de los primeros capítulos como el maestro Hugo.
Sumando lo anterior queda claro que aún se pueden presentar buenas historias a las 20 horas, que no es necesario poner historias infantiles o llenas de caricaturas, ya que en este caso y presentando una apuesta más cercana al melodrama, demuestra que las cosas bien hechas también son premiadas por el público. Con esto, y con lo que sabemos de lo que viene, se nota que TVN está retomando el buen camino que logró con las grandes producciones de los años noventa y la década pasada. Falta, sí, pero “El Amor lo Manejo Yo” ya dio el primer paso.