Shannen Doherty vive días complicados. La actriz de 49 años padece un cáncer de mama que se encuentra en fase IV; es decir, metastásico, lo que significa que se ha extendido más allá de los ganglios linfáticos y del pecho de la paciente. Sin embargo, quien en los años 90 se hiciera mundialmente interpretando el papel de Brenda Walsh en la serie “Beverly Hills 90210” dice no estar lista para morir.
“Tengo mucha vida en mí”, señaló en un reportaje publicado por la revista Elle, donde se entregan detalles acerca de la batalla que libra en contra la enfermedad desde que ésta le fue diagnosticada, en 2015.
De hecho, el artículo destaca que Doherty, pese a lo avanzado de la enfermedad, mantiene un aspecto saludable y vital, alejado de la imagen de alguien “sentado con una bata de hospital gris, mirando por una ventana en su lecho de muerte”, en palabras de su marido, el fotógrafo Kurt Iswarienko.
Existen motivos para la esperanza. El tratamiento del cáncer de mama metastásico, que alguna vez fue una sentencia automática para los enfermos, actualmente permite que los pacientes vivan más y tengan una mejor calidad de vida.
En el caso de Doherty, durante los últimos años se ha sometido a una cirugía, y a sesiones de quimioterapia y radiación, pese a lo cual sobrevivieron algunas células cancerosas, las cuales llegaron hasta su columna vertebral. A raíz de ello se recurrió a una terapia hormonal para intentar bloquear el estrógeno que alimenta su cáncer, además de a otros fármacos que ayudan para estabilizar la dolencia, y si nada de ello funciona, se le aplicarán otras combinaciones de medicamentos.
La conclusión es que Doherty estará en tratamiento por el resto de su vida. Y más duro aún, es probable que con el tiempo la enfermedad se expanda a su cerebro, pulmones e hígado.
En el artículo de Elle, la actriz que también sobresalió en el rol de Prue Halliwell para la serie “Charmed”, entre otros títulos, señaló que considera la posibilidad de escribir cartas y grabar videos para sus familiares más cercanos.
“Hay cosas que necesito decirle a mi madre. Quiero que mi marido sepa lo que significa para mí. Pero, cada vez que llega el momento de hacerlo, parece todo tan definitivo… Se siente como si estuvieras cerrando algo, rindiéndote y yo no lo estoy”, declaró.
“Siento que soy un ser humano muy, muy sano. Es difícil terminar con mis asuntos cuando siento que voy a vivir otros 10 o 15 años”, agregó la estadounidense.